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Capítulo 25.

Dak Ho: 

Seúl, Corea del Sur. 

Me encontraba en el aeropuerto de Incheon esperando el auto que me recogería para ir a casa de mi abuelo, el señor Park había venido conmigo, fue algo difícil dejar a Jenn pero debía venir a Corea a resolver los asuntos de la familia. 

Me molesta demasiado de que yo al ser el primogénito, tenga que resolver los problemas de la familia, es realmente molesto. 

Deje a In Hu a cargo en Estados Unidos, fue una idea pésima realmente, pero estos días ha mostrado un cambio algo drástico, se ha mostrado colaborador y con ganas de trabajar, algo que no es común en el, aun no confio del todo en el, asi que lo tengo vigilado, por supuesto que lo mandé a un departamento lejos de Jenn, no planeaba dejarlo solo en mi casa con ella. 

El auto había llegado, el señor Joo me hizo una reverencia, me subí al auto con el señor Park para saber que es lo que haríamos primero. 

—¿No prefiere descansar primero señor?

—No —respondí mientras miraba por la ventana—, mientras más rápido terminemos esto, podre regresar, no me gusta estar en Corea. 

Odiaba estar aqui, estes es un pais realmente hermoso, no puedo negarlo, pero el ambiente de este es demasiado asfixiante, las personas viven apuradas, pendientes de su vestimenta y siendo titeres de todos, por eso odio estar aqui. 

Mi padre controlo mi vida por muchos años estando aqui, hizo cosas conmigo de las cuales me volvieron un ser frio, estaba feliz de estar lejos de el, pero volver aqui me trajo malos recuerdos. 

Las calificaciones perfectas, el mejor puesto en la clase, toda esa m****a que debia hacer para complacerlo, incluyendo matar a una persona tan solo siendo un niño, solo para volverme fuerte.

Lo peor es que seria capaz de matarlo a el, solo necesito un motivo de peso para hacerlo, por que la mano no me va a temblar para cortarle la maldita garganta. 

—Llegamos señor. 

Baje del auto junto con el señor Park, la enorme casa de los Kang estaba frente a mi, hace tiempo que no pisaba esta casa. 

—Miren quien esta aquí. 

Me acerqué a mi abuela e hice una reverencia. 

—Abuela. 

—Mírate mi niño —tomo mis mejillas—. Estas apuesto, más apuesto que de costumbre. 

—Gracias abuela. 

—Espero que tengas hambre —se colgó de mi brazo para entrar a la casa—, preparé mucha comida, apuesto a que debes extrañar la comida Coreana. 

—Mucho abuela —le sonreí. 

Al entrar a la sala sentí un poco de nostalgia ya que me recordaba a mi hogar, lastima que no pude vivir aquí. En el comedor estaba mi abuelo, mi padre, mis tíos y algunos primos. 

Areum. 

Maldita sea.. 

—Abuelo —lo salude con una reverencia.

—Ven aquí muchacho —me solté de mi abuela para ir hacia el y recibir su abrazo—, te vi hace unas semanas, pero siento que fue hace un año. 

—¿Como estas abuelo? 

—Perfecto —sonrió—, siéntate, debes estar hambriento. 

Me senté a su lado, la comida había sido servida, mi abuelo empezó a preguntarme sobre la empresa en estados unidos, yo le Conté cómo iban los negocios y de las ventas que hacía cada mes. 

Para nadie dentro de la familia es un secreto lo que hacemos, pero para el resto, somos una familia con dinero que se dedica a las empresas de tecnología. 

—Tu abuelo me dijo que tienes novia —le asentí a mi abuela—,  y que es Americana. 

—Así es abuela. 

—Me dijo que es hermosa y encantadora —ella sonrió—, es una lástima que no la podamos conocer. 

—Algun dia abuela, algun dia espero poder traerla a Corea. 

—Primo pero ¿Por que Americana? 

—Por que si, es la mujer que quiero para mi vida. 

—Cariño ¿no estás yendo muy rápido? —preguntó mi abuela— ¿Ella sabe lo que eres? 

—Lo sabe, ella no me juzga y eso es algo de lo que me gusta de ella, se que suena apresurado pero pienso hacerla mi esposa. 

Todos en la mesa quedaron en silencio. 

—¿Tu abuela sabe que estas en una relacion Poliamorosa? —Areum tomó la copa entre su mano mientras sonreía con burla.

—¿Poliamorosa? —ella me miro— ¿que significa eso Dak Ho? 

—Que otro hombre esta con ella, estamos los tres en una relacion abuela. 

—Dios mio —ella susurró sorprendida— Dak Ho ¿que clase de broma es esta? 

—No es una broma abuela —dije un poco serio—, es mi vida y yo decido como vivirla, creo que no necesito la aprobación de nadie para ello. 

—Dak Ho —miro a mi abuelo— ¿lo sabías? 

—Si y yo le di mi bendición —respondió el—, conocí a la muchacha y es encantadora, respetuosa y muy lista —el sonrió—, es la mujer que siempre quise para mi nieto. 

—Pero ¿una relación con otro hombre? Eso es algo indecente por el amor de Dios. 

—Las cosas cambian cariño —el tomó la mano de mi abuela—, lo que importa es que aquella muchacha hace feliz a mi nieto, quien ha trabajado duro por muchos años, el merece a alguien que lo cuide. 

—Gracias abuelo. 

—Supongo que no puedo meterme —me sonrió un poco—, cuando puedas, tráela, me gustaria conocerla. 

—Por supuesto abuela —mire a Areum—, tengo que traer a mi futura esposa a esta casa, ya que pronto sera la dueña de mi imperio. 

El odio que reflejaba su mirada me causaba mucha satisfacción, si ella creía que iba a negar mi relación con Jenn, está muy equivocada. No pienso ocultar a mi mujer de nadie. 

Mi padre se mantenía en silencio y así es mejor, no quiero que comente algo sobre eso. 

(...) 

Más tarde.. 

—Si nena, llegué bien, cené con mi familia y ahora estoy instalándome. 

—Me alegra mucho —murmuró—, cuidate ¿si? 

—Lo haré nena —sonreí—, procura no trabajar tanto, quiero que estes bien. 

—Lo estaré cuando llegues. 

—No me extrañes tanto, tienes a Ryosuke contigo. 

—No me importa —suspiro—, los quiero a ambos conmigo. 

—Estaré allá en unos días nena, te dejo, aquí es un poco tarde y allá debes ir a trabajar, llámame o escríbeme si pasa algo ¿esta bien? 

—Lo haré mi amor... —se quedó en silencio por un momento— Dak Ho.

—¿Si? 

—Te quiero. 

Mi sonrisa se agrandó al escucharla decirme que me quiere. 

—Y yo te amo a ti, cuídate nena. 

—Lo haré, adiós —colgó. 

Pensé que no iba a afectarme a estar lejos de ella, pero si, la extraño mucho y desearía estar con ella en este momento. 

—¿En que piensas mi niño? —mi abuela venía entrando con una bandeja en sus manos. 

—Hablaba con mi novia —mire mi teléfono, una foto de ella sonriendo estaba en la pantalla.

—Por el tono de tu voz puedo deducir que la extrañas ¿no es así? 

—Un poco —me dio una taza, en ella tenia un te.

—Estás enamorado —me sonrió con dulzura—, creí que no vería ese rostro en ti Dak Ho, mereces que alguien te quiera. 

—Lo dudo abuela —murmuré—, Jenn es demasiado para mi, siento que no la merezco. Soy un asesino, un mafioso que no tiene salida. 

—Lo se mi niño, se que las decisiones de tu abuelo no fueron las mejores y todos estamos dentro de esto, pero si puedes cambiar el futuro, tu futuro.

—Lo dudo abuela —suspiré—, por lo pronto me dedicaré a trabajar en el negocio familiar y en protegerla. 

—Haces bien —acaricié mi cabello—, tomate el te antes de salir. 

—Lo haré. 

Me tome el te mientras buscaba mi traje, esta noche iría a un club en el distrito de Yongsan, ahí me reuniría con un par de compradores que nos deben dinero. Mis primos son unos idiotas que no saben controlar el negocio de este lado, detestaba venir desde otro pais a resolver sus malditos asuntos. 

Me coloqué el traje pero esta vez sin corbata, busque en mi closet el arma que solía usar cuando estaba aquí, la guarde en mi saco y salí de mi habitación. 

El señor Park me esperaba ya con el auto listo y los hombres, me subí al mismo para ir así, al club. 

Recibí un mensaje de Tanaka en el que decía que Jenn estaba bien y que estaba trabajando. No le respondí ya que habíamos llegado al distrito Yongsan. Al bajar del auto, lo primero que hice fue entrar al club, las mujeres bailaban sobre los tubos con poca ropa, el olor a cigarrillo abundaba por el club. 

En la esquina de este estaba Seung Ho, uno de los líderes de la Kkangpae en Busan e Itaewon. 

—El gran Kang Dak Ho —sonrió de lado—, vino desde los Estados unidos ¿a que se debe su presencia su majestad? 

El bastardo trabajaba para nosotros pero decidió salirse y formar su propio imperio. Desde entonces nos ha hecho la guerra por quien vende mas, por supuesto que jamas podra superar a los Kkangpae de Seúl, los Kang.

—El lame bolas de Seung Ho —reí—, veo que sigues como el segundón de la familia, vaya logro. 

—Ya no me intimidas bastardo —dijo entre dientes. 

Se puso de pie y se posó frente a mí, el humo salió de su boca, yo voltee el rostro.  

—Veo que aun cojeas.

Yo mismo le parti la pierna en dos con un b**e, fue cuando intentó sobrepasarse con Areum hace unos años.

—¿Que haces en Seúl? No tienes nada que hacer aquí.

—Claro que si, vine a ver como esta el negocio —mire el club—, a poner en orden algunas cosas —lo mire— y correr a algunas ratas que estan rondando mis territorios en Seúl. 

—¿Tus territorios? —se rió—, no vives aquí idiota, ya no eres dueño de nada. 

Saque mi arma y la puse debajo de su mentón, el se tenso y yo le sonreí. 

—Repitelo Seung Ho —reí—, dime que no soy el dueño de Seúl y te vuelo los sesos en un segundo. 

—Eres un bastardo... 

—Claro que si, uno con bastante poder para desaparecerte —quité el arma de su mentón—. Si estoy aquí es para advertirte que te alejes de Seúl, tu sitio es Busan nada más, no quiero a las ratas de Busan en mi territorio, quedan advertidos. 

—Algun dia te veré caer Dak Ho.

—El dia en que esté de rodillas ante alguien, será ante mi mujer para pedirle matrimonio, mientras tanto, te quedarás con las ganas de verme caer, ahora largo antes de que me arrepienta de no volarte los sesos.  

No tuvo mas remedio que irse, aun con mi arma en mano me dirigi hacia el area VIP del club en donde me esperaban mis compradores. Al verme entrar me hicieron una reverencia. 

—Señor Kang, que honor que sea usted quien nos atienda. 

—Será rápido —me senté en el sofá y una chica me dio un vaso con licor—, las armas están afuera, necesito saber cuánto me darán por ellas. 

—Pero antes de eso ¿no le apetece una chica? Le..

—No vine a eso —deje el arma en la mesa—, necesito mi dinero, así que los escucho. 

—Pues le ofrecemos seis millones de Wones por ellas. 

—¿Me están jodiendo? —reí sin gracia— Seis millones de Wones los hago en media hora, mis armas valen más que eso. 

—Pero..

—Pero nada, los americanos y otros extranjeros pagan el doble por ellas, saben que yo vendo calidad, seis millones de Wones vale una caja de balas, no pienso rebajar mi oferta ¿me vieron cara de mendigo? ¿La tengo? —miré a Park— ¿La tengo Park?

—Claro que no señor Kang. 

—Ya lo escucharon —sonreí—, así que denme una oferta más grande que esa y las armas serán suyas. 

—Cincuenta millones de Wones. 

—¡Esa es una oferta! —miré a Park— traelas. 

El salió del lugar, yo le di un trago a mi bebida mientras miraba al par de hombres frente a mi, ambos se miraron entre si y supe que era una maldita trampa. 

Uno de ellos saco un arma y lance el vaso hacia el golpeando su cabeza, me puse de pie para golpear al hombre frente a mi, tome el arma y le dispare justo en la cabeza. El otro hombre se abalanzo sobre mi haciendo que cayeramos en la mesa y esta se hiciera pedazos, el arma cayo de mi mano y meti mis brazos para que no me golpeara el rostro. 

Un golpe directo a mi costado fue dado, no me dolió en lo absoluto ya que tensé mi cuerpo para evitar el dolor, con mis piernas rodee su torso y este empezó a quejarse del dolor, un golpe directo a su nariz fue dado por mi parte, este cayó al suelo, me puse de pie como pude, me queje por la silla que fue destrozada en mi espalda, al voltear un hombre se había quedado estático, lo tome por el cuello y le golpee el rostro hasta dejarlo inconsciente. 

Tome mi arma y me acerque al sujeto que yacía sobre el suelo sosteniéndose la nariz, puse dicha arma en su frente.

—Tienes tres malditos segundos para decirme quién te envió —mascullé con sorna. 

—Fue un encargo.. No sabemos quién fue pero ofreció mucho dinero para matarlo...

—¡¿Quien fue?! —presioné el arma en su frente con fuerza— ¡Habla bastardo! 

—No lo se señor se lo juro... —decía completamente nervioso.

Apreté el gatillo dejándole los sesos afuera, su sangre me salpicó la cara, me puse de pie y el señor Park había entrado con las armas y los hombres. 

—¿Que ha pasado? —miró todo el lugar— ¿Se encuentra bien?

—Manda a limpiar esto, hablamos en la casa. 

Salí del lugar con el arma en la mano, necesitaba respirar antes de volverme loco dentro de ese lugar, me habían querido matar. 

Maldita sea. 

—Señor, debemos irnos —escuché a Park—, está herido. 

—Alguien quiso matarme Park —dije entre dientes—, uno de ellos quedó vivo, saquenle la maldita verdad antes de que salga el sol, necesito saber quien tuvo los huevos para querer asesinarme. 

—Si señor ¿se ira solo?

—Lo haré, necesito pensar... 

No esperé que me respondiera, solo me encaminé hacia cualquier sitio de Seúl, me importaba poco que me miraran como si estuviese loco, necesito comer. 

Camine por un buen rato hasta llegar a un pequeño restaurante que estaba abierto, guardé mi arma e ingrese, las miradas no se hicieron esperar pero me importaba una m****a, me senté en una de las mesas, hace tiempo que no comia comida como esta.

—¿Quiere pedir algo señor? —una mujer mayor apareció frente a mi. 

—Quiero pollo frito y una botella de Soju. 

—¿Solo eso? 

—¿Que podría comer? 

—Nosotros hacemos un ramen de cerdo delicioso —sonrió con orgullo—, de esos que levantan el ánimo. 

—Lo pediré entonces —incliné mi cabeza un poco—, gracias. 

Espero que Park me de noticias, esto no lo puedo dejar pasar por alto. 

(...) 

Horas despues... 

—¿Como que no sabe? —pregunté.

—No señor, dice que fue un hombre  que lo contrató, pero no sabe quién es. Le ofreció una enorme cantidad de dinero a cambio de asesinarlo a usted. 

—Maldita sea —mascullé.

Horas de interrogatorio y el bastardo no soltó la lengua, yo me miraba al espejo, el golpe en mi costado se había puesto morado.

—Señor deberia ir al médico. 

—Estoy bien —estire mis brazos sintiendo un poco de alivio en mi torso—, afortunadamente no pasó a mayores... Nos iremos en dos días, no planeo seguir aquí. 

—Vere que todo esté listo para irnos señor. 

El salio de mi habitación, yo seguí moviendo mi torso para evitar entumecerme. Hace tiempo que no peleaba así con alguien. Busque una venda y la coloque por todo mi torso e hice presión a esta para que no me doliera demasiado. 

Escuché como la puerta fue abierta y cerrada, al alzar la vista al espejo Areum estaba detrás de mi, mi ceño se frunce al verla desvestirse. 

—¿Que mierdas haces? 

Me voltee y le tome las muñecas con fuerza. 

—¿Hasta cuando tengo que decirte que no me interesa volver contigo? 

—Intentemoslo Dak Ho —susurró—, aún te sigo amando, por favor. 

—No —la solté bruscamente, tome su ropa y se la lance—, entiende de una maldita vez que no me interesas como mujer. 

—¡¿Porque?! 

—¡Por que no te amo entiendelo! —alcé la voz— Amo a mi mujer, amo a Jenn ¿así o mas claro? 

—Tu no puedes amar a esa mujer —negó mientras lloraba.

—No tengo por que explicarte nada Areum, te lo he dejado claro muchas veces, yo dejé de amarte cuando me abandonaste ¿Cuántas veces tengo que repetirlo? —dije con fastidio—. Jenn es la mujer que amo y con la que planeo hacer una vida, así que ya dejame en paz de una maldita vez. 

—Ella algún día va a dejarte... Cuando sepa lo bestia que eres —se limpió las lágrimas—, ella no soportará que tengas las manos llenas de sangre.

—¿Crees que me vas a asustar con eso? —me acerqué a ella—, Jenn sabe lo que soy y de lo que soy capaz, a ella no le importa nada de eso Areum ¿sabes por que? Por que ella me lo demuestra cada vez que me mira y me sonríe... Y para mi eso es mas que suficiente, ahora lárgate de mi vista antes de que se me olvide que eres mujer y termine estrangulándote. 

Ella retrocedió un par de pasos y salió corriendo de mi habitación, no se hasta cuando seguirá insistiendo con lo mismo. Mi teléfono empezó a sonar, al buscarlo sonreí al ver el nombre de Jenn en la pantalla. 

Con solo ver su nombre mis problemas se van. 

—Mi amor —escuche su dulce voz.

—Hola nena ¿como estas? —mire mi reloj—, deberías estar dormida. 

—No podía dormir sin hablar contigo —soltó una risa— ¿todo bien? 

—Si nena, todo bien, anhelando poder regresar y verte —me recargué de la mesa— ¿donde estas? 

—En cama con Ryosuke, tuve un dia largo... Te extraño. 

—Y yo a ti, quiero verte —bajé la cabeza—, nena.

—¿Si? 

—Quiero que vivas conmigo... No quiero seguir separado de ti. 

—¿H-Hablas en serio? ¿Vivir contigo? 

—Si, quiero llegar a casa y verte —sonreí un poco—, hacerte el amor por toda la casa... Estoy listo para dar ese paso nena, pero si tu estas de acuerdo, sabes que no haremos nada que tu no quieras. 

—Seria genial linda —escuché la voz de Tanaka— yo encantado. 

—Espera, no dije que el se iría..

—¿Como que no? —se puso al teléfono— Si lo olvidaste amigo mío, estamos los dos con ella. 

—No te quiero en mi casa.

—Pues te tocara —escuché reír a Jenn—, ella es feliz con los ¿cierto linda? Dijo que si, así que cuando regreses, hablaremos de ello... 

—Pasame a Jenn. —me toqué el puente de la nariz. 

—Que idiota eres... 

—Me ire a dormir —reía—, mañana tengo mucho trabajo, descansa mi amor. 

—Tu igual nena. 

Deje mi teléfono en la mesa. Ya estaba listo para dar ese paso con ella, si fuera por mi ya la hacia mi esposa desde ya, pero quiero ir a su ritmo. A pesar de los peligros y los riesgos de estar conmigo, no pienso rendirme, la amo y no pienso perderla por nada del mundo. 

(...) 

A la mañana siguiente.. 

Estaba desayunando en el jardin de la casa, mas tarde iria a uno de los almacenes que están en uno de los distritos de Seúl, tengo que ir a cobrar dinero que le deben a mis primos, detestaba hacer estas cosas. 

Lo único que deseaba era estar con Jenn. Estar aquí en Corea era sumamente asfixiante para mi. 

—Tu y yo hablaremos.

—Ahora no papá, estoy desayunando y no quiero tener indigestión. 

—Hablo en serio Dak Ho —dijo entre dientes—, ya basta de llevarme la contraria.

—¿Llevarte la contraria papá? —reí— si toda la vida has hecho lo que querías conmigo —dejé el vaso en la mesa—, estas molesto por que no quiero hacer lo que tu quieres, te dije que se acabó, puede que aun te respete por que eres mi padre, pero ya no pienso permitir que me controles. 

—Entonces prefieres tenerme de enemigo —sonrió de forma burlona.

—Si, si tengo que matarte para proteger a mi mujer, lo haré. 

—No si la mato primero.. —se puso de pie y yo también. 

—Te lo advierto padre, si a Jenn le pasa algo te juro que soy capaz de.. —quedé en silencio al escuchar mi teléfono sonar, conteste y escuché mucho ruido. 

—Dak Ho, tienes que regresar... Es Jenn —Ryosuke se escuchaba destrozado. 

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