Jenn:
Un dia despues..
Caminaba de un lado a otro pensando en lo que iba a hacer hoy.
Tenia que ir con Ryosuke a su organización, hemos estado dando demasiadas vueltas a este asunto y es por mi, por que por mas que no lo parezca, estaba asustada. No quería correr peligro y termine asustada.
—Estarás bien nena —me dijo Dak Ho.
—Lo se pero no puedo evitar estar nerviosa..
—Tanaka no dejará que nada malo te pase. Confía en el.
Le asentí, claro que confio en el, pero no en esas personas que no conozco. Recogí mi cabello en una coleta y me coloqué la chaqueta que Ryosuke me había dado. Desde que me la dio no me la habia puesto y para ser honesta me gusta como me queda.
—Tengo que admitirlo —se metió las manos en su pantalón—, la chaqueta te queda muy bien.
—Me gusta.. —mordí mi labio un poco.
Me indico salir de la casa, Ryosuke estaba afuera de la misma esperándome en una de sus camionetas, Kyoto, su fiel amigo y persona de confianza parecía darle algo de aliento, se que para el esto no es sencillo.
Ryosuke a pesar de ser un hombre de la mafia y las mas peligrosas del mundo, es alguien sensible al menos lo ha demostrado conmigo, por eso aquella noche me pidió terminar por que yo no merecía esto, pero yo tomé mi decisión y es estar con el a pesar de todo el peligro que implica hacerlo.
El me dio una sonrisa de labios cerrados, se notaba tenso así que tome sus mejillas para darle un beso suave que el me correspondio.
—Jenn linda..
—No digas nada ahora amor, vamos.
Me subí a la camioneta, Dak Ho estaba en la puerta de su casa, su rostro se notaba bastante sereno pero sus ojos demostraban otra cosa.
La camioneta arranco saliendo de la casa de Dak Ho, Kyoto manejaba mientras miraba a su alrededor, Suke sostuvo mi mano, yo misma entrelace nuestros dedos para hacerlo sentir seguro de lo que estaba a punto de hacer.
Pasamos por toda la ciudad, hasta llegar al barrio chino, jamas habia visto o entrado por este lado, se nota que no es el mas seguro de la ciudad. La camioneta se estaciono en una casa al estilo japonesa algo antigua. Yo baje de la misma, luego Ryosuke, el empezó a quitarse la camisa, el enorme dragón en su espalda se hizo ver.
—¿Por que lo haces?
—¿Quitarme la camisa? —asentí—, es para demostrar mi liderazgo, a todos les tiene que quedar claro que el líder de la Yakuza en esta ciudad soy yo.
Kyoto le dio una Katana, luego extendió su mano para que la tomara, yo observe a mi alrededor, habían muchas camionetas y algunos hombres afuera, no tenía idea de la enorme cantidad de asiáticos que hay en este pais.
Ambos entramos a la casa, yo me quite los zapatos al igual que el, caminamos por un largo pasillo y escuchamos voces, muchas voces y todas eran de hombres. U
Un hombre pelón con una enorme serpiente tatuada en la cabeza deslizo una puerta, dentro de dicha sala habían al menos unos diez hombres o más. Todos ellos estaban sin camisa y me miraron de una forma que no sabia explicar, me sentí pequeña por un momento, pero no iba a demostrárselo.
—Nihongo ga tsūjinaku naru (No se hablara japonés)
Dijo Ryosuke con voz demandante, ambos caminamos hacia una de las sillas que estaban vacías, me pareció algo impresionante como todos ellos lo miraban con odio pero aun asi, le hicieron una reverencia larga demostrando su autoridad como jefe de la Yakuza.
—Ella es mi mujer —dijo en voz alta—, Jenn.
No respondí, solo me mantuve en silencio, sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho en cualquier momento, estaba un poco asustada, pero mi instinto de periodista hacía que todo esto pareciera fascinante.
—Con que usted señorita, es la mujer del jefe Tanaka —me habló un señor algo mayor, el se puso de pie para hacerme una reverencia—, un placer, soy Nakamura, Roji Nakamura, a sus ordenes.
—Somos de la familia Kimura —otro señor me hizo una reverencia, detrás de el había un joven de al menos la edad de Suke—. Estamos a sus ordenes.
—Gracias —fue lo unico que salio de mis labios.
—Supongo que ya sabe que nuestro jefe debía traerla ¿no es así? —volvió a hablar el señor Nakamura.
—Si, por eso estoy aqui —respondi con un poco mas de seguridad.
—Entonces debe estar al tanto de nuestras costumbres —dijo un poco más calmado.
—Se el papel que juega la mujer de un Yakuza dentro de la organización —respondí—, se lo que debo hacer y lo que no, desde ahora les digo que no pienso seguir con sus tradiciones.
Todos empezaron a murmurar entre ellos.
—Pero debe hacerlo —el otro hombre parecía un poco molesto—, de eso se trata esta organización.
—Las debo seguir si soy japonesa y como pudo ver, no lo soy —les sonreí—, si estoy aqui fue para ser presentada ante ustedes, soy alguien con principios y se que Ryosuke no es ningún santo, pero se que no me va a obligar a hacer lo que la organización pide... Tampoco me colocare su marca.
—Esto es una falta de respeto hacia nosotros —dijo el muchacho, creo que es hijo de Kimura— ¿que clase de burla es esta?
—Mi intención no es faltarle al respeto, a nadie —aclare—, pero como lo dije antes, no pienso hacer lo que dictan sus tradiciones, eso no va conmigo —los mire a todos—. Las voy a respetar y no me meteré en ellas, si estoy aquí repito, es para que me conocieran por que no pienso arriesgarme a que me asesinen o recluten, soy la mujer de Ryosuke Tanaka, mi lealtad y respeto está con el, con nadie más.
—Ya oyeron a mi mujer —habló el—, asi como les dije en la reunión pasada, yo no sigo las reglas de Japón, yo hago mis malditas reglas y si quieren seguir dentro de mi organización y llenarse los bolsillos de dinero con mis trabajos, harán lo que yo pida ¿quedo claro?
Nadie respondió.
—Eso pensé —sonrió de lado—, todos ustedes tienen el deber de protegerla, de vigilar que nadie ajeno a esta organización se le acerque, serán los sirvientes de mi mujer y harán lo que ella les pida sin rechistar —demandó—. Eso si, tienen prohibido codiciarla, por que al que se le ocurra siquiera pensarlo, le corto el pene y hago que se lo coman.
—Tiene nuestra palabra jefe —dijeron al unísono todos.
—Bien, queda finalizada la Reunión —me miro—, vamonos.
Tomo mi mano y así salimos del lugar, Kyoto encendió la camioneta mientras que yo recuperaba el aire que se me había ido, a pesar de que no titubee dentro de ese lugar, estaba muy asustada.
Aunque fue demasiado sexy escuchar a Ryosuke decir todas esas cosas. Sin pensarlo me subí a su regazo, el subió de inmediato la separación de la camioneta, con total desesperación ambos nos empezamos a besar, como pude me quite la chaqueta y bese el cuello de mi hombre.
—Calma linda.. —soltó un gruñido.
—Necesito que me folles ahora Ryosuke —roce mis labios con los suyos.
—Pero aquí no, no quiero que nadie escuche como me meto en ti —apretó ligeramente mi cuello—, Hōmu e (A casa)
—Me encanta escucharte hablar Japonés —el sonrió de lado—, suenas muy sexy.
(...)
Mordí su labio inferior mientras seguía montandolo, sus manos se aferraron a mi cabello con fuerza, no se cuantas veces hemos follado, pero lo que si sabía era que no quería parar de hacer esto.
Se sentó en la cama aun conmigo encima, me quede quieta por un momento al sentir como sus brazos rodearon mi cintura y besaba mis pechos con suavidad. Luego sus dedos tocaban mi espalda.
—Te amo Jenn —nos miramos, sus ojos se iluminaron—, ya no tengo por que seguir ocultando esto que siento por ti.
—Suke —susurre.
—No me dejes nunca, te lo pido —sus ojos se empañaron—, me he enamorado de ti como un idiota y me da miedo perderte.. —le di un beso corto.
—No digas eso, jamás voy a dejarte Ryosuke —mis manos tomaron sus mejillas—, eres importante para mi.
Me aferre a el con fuerza, nos besamos de nuevo pero esta vez fuimos más suaves con el otro, la forma en que besaba mi hombro era tan dulce que hizo que mi estómago se revolviera de buena manera, el me estaba demostrando que me amaba, yo quiero sentir esto también.
Ambos llegamos al orgasmo por cuarta vez, luego nos desplomamos en la cama ya completamente agotados.
—Lamento no darte lo que esperas —Quitó el cabello de mi rostro—. Haré lo que pueda por ser bueno para ti Jenn.
—Eres bueno Ryosuke —le sonreí—, solo que estas en un mundo distinto, pero se que tienes sentimientos puros, me lo has demostrado —delinee uno de sus tatuajes con mi dedo—, lo único que espero de ti es que me quieras y respetes, sobre todo mantenerte a salvo, con eso estoy conforme.
—Seguramente salve al mundo en otra vida para mercarme esto —se subió encima de mi—, eres valiosa para mi y para el idiota de Kang.
—Oye... Recuerda que el es mi novio tambien.
—Aun tenemos tiempo de huir tu y yo ¿que dices? —rió.
—No digas eso... Yo quiero a los dos por igual, no hay preferencia en esto, ambos me hacen sentir de la misma manera.
No hay punto de comparacion con ninguno, los quiero a los dos, me encanta estar con ambos por que ambos me hacen sentir de la misma manera.
Valiosa y especial.
—¿Descansamos un poco? —el asintió—, quiero dormir.
—Bien, hazlo tu —beso mi frente—, pediré comida para ambos..
Se puso de pie, yo me deleite con su piel desnuda frente a mi, es delgado pero con músculos bien formados, con ese torso lleno de tatuajes, en especial ese del dragón en su espalda que lo hace lucir malo.
Encendió un cigarrillo y se recargo en la isla de su cocina, sonrió de lado al percatarse de que lo estaba mirando.
—Si sigues mirándome así, me importara una m****a que estes cansada y te voy a follar —soltó el humo.
—No es mi culpa que te mires así de sexy —le sonreí de forma coqueta.
—Basta de provocarme Jenn.
—No lo hago amor mio.. —dije con falsa inocencia.
—A la m****a —apagó el cigarrillo—, voy a follarte.
Jamas me cansare de esto.
(...)
Al dia siguiente..
—Bien el encabezado de mañana es sobre el escándalo del gobernador de Miami —dijo Mia—, es de lo que se está hablando ahora..
—Jefa —mire al chico—, sabemos sobre su relacion con los Jefes pero ¿cuando la piensa hacer oficial?
—O más bien, pública.
—Claro, deberíamos tener esa primicia —dijo otra chica—, el señor Kang es un importante empresario, sería una bomba para columna de farándula.
—Es una buena idea, pero debería consultarlo con el primero, ya que no es de estar publicando su vida privada, pronto les daré una respuesta.
—Eso seria todo —dijo Mia—, nos vemos mañana, a sus puestos.
Todos los chicos salieron de la sala de reuniones, yo me quede con Mia, estos días han sido de trabajo y más trabajo.
—¿En serio piensas hacer publica tu relacion con ellos?
—No lo se, Dak Ho es muy celoso con su vida privada —me encogí de hombros.
—Espera.. ¿Lo harás público pero con ambos? ¿O solo con Dak Ho?
—Con ambos, pero cuando sea el momento Mia —solté un suspiro—, sabes que muchas personas no lo tomaran de la mejor manera.
—En eso tienes razón, la sociedad es una m****a —ambas reímos—, pero mientras tu seas feliz, todo esta mas que bien amiga mía —me sonrió.
—Gracias Mia —ella tomó mi mano—, por cierto ¿sigues sin novio?
—Sabes que odio a los hombres —me reí—, no te rías es algo que no puedo evitar, seguro llegará uno bueno para mi, por lo pronto no estoy apurada por ello —se encogió de hombros.
—Eres hermosa, cualquier hombre estaría a tus pies.
—Claro que si, pero me estoy dando mi tiempo, disfrutando de mi soltería —sonrió.
Ambas seguimos con el trabajo pendiente, estos días habían sido de mucho trabajo con eso de los encabezados y de ser lo mejor para la competencia, por que ahora somos parte de los periódicos más vendidos del estado.
Me siento satisfecha con lo que he hecho en todo este corto tiempo, estoy orgullosa de mi trabajo.
(...)
Después de trabajar todo el dia, el señor Park había ido por mi al periódico para llevarme a la casa de Dak Ho, ya tengo dias que no piso mi departamento, pero honestamente no tengo ánimos de regresar a el, allá me siento un poco sola y en esa enorme casa al menos me siento acompañada por Dak Ho.
Al llegar, entré a la misma, me quite los zapatos, camine por la casa pero al parecer Dak Ho no estaba o eso creo.
Escuche su voz arriba asi que subi, la puerta de su habitación estaba abierta, me quede en el umbral de está viendo a mi enorme hombre sentado con solo su pantalón puesto, estaba hablando por teléfono.
Al verme me sonrio y dio un par de palmadas a sus piernas, deje mis cosas sobre el suelo y me acerque a el, no me senté en sus piernas pero si me puse de rodillas entre ellas, su ceño se frunció un poco al verme asi, luego sonrio de lado cuando le bese el abdomen.
—Tu sigue hablando —le susurre.
—Halu an-e geogi galgeyo (Estaré allá en un día) —su voz salió ronca y profunda.
Solte el boton de su pantalón, su mirada no se despegaba de la mía, se veía demasiado sexy mordiéndose el labio. Pase mis dedos por su ropa interior.
El negaba con una sonrisa de lado, yo asentía.
Saque su miembro, para rodearlo con mi mano y empezar a subirlo y bajarlo lentamente, su cuerpo se tensó de inmediato y su cabeza se hizo hacia atrás, disfrutaba lo que hacía, no se si habia colgado la llamada pero dejó el teléfono en el sofa.
No me resisti a meterlo en mi boca, no le había hecho algo como esto a Dak Ho, así que planeaba disfrutarlo.
—Eso es nena, sigue comiendome la polla —tomo mi cabello con fuerza.
Hizo hacia atrás mi cabeza con fuerza, se había puesto de pie mientras que seguía sosteniendo mi cabello.
—Di que eres mía Jenn, solo mia.. —gruñó.
—Soy tuya Dak Ho —susurre.
—Eso es nena, abre esa linda boca —pidió.
Lamí su punta hasta rodearlo por completo, Dak Ho gemía de una forma indescriptible que hacía que me excitara aun mas. Su mano seguía sosteniendo mi cabello y el mismo empezó a mover mi cabeza enviando arcadas fuertes, segui haciendolo hasta que se corrio en mi boca.
—Mierda —jadeaba—, necesito meterte la polla.
Me puso de pie y con suma rapidez empezó a despojarme de mi ropa hasta así, quedar desnuda ante el, me cargo para llevarme al baño, me dejo sobre el lavamanos y el termino de quitarse lo que tenia de ropa.
—Abajo —ondeo.
Me baje del lavamanos, el vino hacia mi y me volteo de forma brusca, abrió un poco mis piernas y me dio un fuerte azote, me aferre al lavamanos cuando me embistió con fuerza.
—Sabía que estabas húmeda nena —dijo en mi oído—, no quites la mirada del espejo —me tomo del mentón e hizo que mirara hacia el espejo—, tienes que ver al único que puede tocarte o tenerte..
Quería refutar, pero no iba a arruinar el momento. Su mano se fue a mi cuello y lo apretó solo un poco, mientras seguía embistiéndome y su otra mano me daba fuertes azotes.
Me soltó el cuello y posó ambas manos en mi cintura, quería cerrar mis ojos pero la imagen de mi enorme hombre embistiéndome y teniendo sus músculos comprimidos era deliciosa. Su cabeza se fue hacia atras y asi llegamos al orgasmo.
Salió de mi mientras jadeaba, luego se metió a la regadera.
—¿Te quedarás allí mirando o ya entraras a la ducha? —movió su cabello mojado, el sonreía de lado.
—Necesito un minuto —jadee un poco.
—Ven aqui nena.
Camine como pude hacia el, senti un poco de alivio al sentir el agua cayendo por mi cuerpo, me volteo para así quedar de espaldas hacia el, sonreí al ver los productos para el cabello.
—¿Y eso?
—¿Los productos? —asenti—, los mande a comprar para ti y así mantener esos hermosos rizos que tienes —beso mi hombro—, me encantan.
—Lo aprecio mucho.
—Nena —voltee hacia el de nuevo—, me ire de viaje.
—¿Eh? ¿A donde?
—A Corea —respondió—, solo seran por unos dias.. Tengo asuntos que resolver.
—Enriendo..
No se pero me sentí mal al escuchar que se irá, últimamente estoy siendo un poco dependiente de el. O bueno de ambos.
—Hey —alzo mi rostro—, prometo que regresare con bien.
—Es que.. Me harás falta, eso es todo.
—Y tu a mi nena —sonrio un poco—, pero no estarás sola, Tanaka se quedará contigo, puedes quedarte aquí en mi casa o en el departamento.
—Me quedaré aquí —el asintió—, en serio me harás mucha falta —dije con un poco de tristeza.
—No estes triste nena —me tomo de las mejillas y me dio un beso, yo me aferre a el, como si fuese el ultimo beso que le estoy dando, no se que me acaba de pasar, pero tengo miedo.
Tengo miedo de el, de mi, de todo.
Es extraño.
Nuestro beso se hizo más intenso, me pego de la pared, sus labios besaron mi cuello, cerré mis ojos disfrutando de esto.
—Te amo Jenn —nos miramos—, maldita sea te amo, te amo —beso mis labios de nuevo.
Mientras me besaba, sentí las gotas saladas salir de mis ojos, no entendía nada, no entiendo por que me sentia asi, me sentia vacia pero llena al mismo tiempo. Tengo miedo de esto. Mucho miedo.