Ciara Edevane es una madre soltera que sobrevive la vida junto a su pequeño hijo Ethan, dándose a la fuga después de dormir con aquel apuesto y arrogante millonario, le oculto un gran secreto. Arlen Chadburn es un playboy millonario y CEO que lleva años buscando a aquella mujer con la que durmió una sola noche, y a la que nunca logro olvidar a pesar de los años. Mamá, ¿Quién es mi papá? Aquella pregunta inocente finalmente tendría una respuesta. El destino caprichoso, los hará reunirse en el lugar menos pensado, pero, ¿Qué pasará cuando Arlen descubra que aquel pequeño tiene sus mismos ojos y su edad coincide con los años que ha pasado buscando a la mujer de sus sueños? El amor cruzara fronteras no antes pensadas y lograra un milagro que se creía perdido.
Leer másAquella noche de fiesta era todo lo que esperaba que fuera: un completo desastre. Nunca debí aceptar la invitación de Sara quien no me aceptaba mis excusas de siempre para permanecer dentro de mi cueva mirando series o películas en ese popular sitio de streaming, o no, ¡esa noche tuve que decir que si!
Bajo la presión de Sara me puse ese seductor vestido oscuro de femme fatale que ella, mi mejor amiga, me regalo en mi cumpleaños, me coloree los labios de rojo y delinee mis ojos felinos, mi cabello negro lo deje suelto, y para ser sincera, realmente lucia como toda una ardiente cazafortunas esa noche. Salimos a las 9 del departamento, la noche era joven, y después de meses de no salir a ningún sitio, al menos no durante las horas nocturnas, decidí simplemente disfrutar el momento, total, ¿Qué podría salir mal?
Me arrepentí, por supuesto.
A la media noche, en el momento en que todos en aquella descontrolada fiesta ya estaban con los ánimos agitados y en medio del éxtasis que el calor de la bebida entregaba, lo vi llegar, ese hombre alto y guapo de bonito cabello castaño y ojos azules que parecían juiciosos, con un aire arrogante y elegante; Sara me dijo de inmediato que definitivamente era el, el CEO de la empresa para la que estaba realizando su pasantía y que era el tipo mas pesado y arrogante del mundo, casi pude verla correr para evitar que la viera allí.
Sinceramente, no estaba interesada en conocer a nadie, solo quería pasar un buen momento y divertirme, aunque al calor del vino mi temperatura se elevó, y mi timidez habitual pareció haberse desvanecido por completo cuando comencé a bailar sin pudor alguno en medio de la pista de baile. Aquellos ojos azules se clavaron en mí, mirándome de arriba abajo sin reparo, como miran los lobos a su presa, ¿Y que fue lo que hice? Bien, pues me acerque hasta ese hombre elegante de aire arrogante y lo mire fijamente a los ojos mientras bailaba, y el, me tomo bravamente de la cintura con aire dominante para bailar conmigo.
—Me llamo Arlen, Arlen Chadburn y seré tu acompañante esta noche — me dijo con voz de mando, sin darme oportunidad a replica, y aquello fue…excitante.
—Yo soy Ciara, y apellido no hay galán, dejare que me acompañes esta noche — le respondí para luego acariciar su cuello mientras bailábamos.
Entre bebidas y charlas casuales, nos apartamos de todos en aquella fiesta que los amigos ricos de Sara organizaron, ella, se había perdido de mi vista desde hacia un largo rato atrás, y yo deduje que seguramente había cazado algo interesante, así que no la busque. Entre tragos y embriaguez, terminé besando a aquel desconocido de apellido Chadburn quien no dudo en seguirme aquel beso inexperto que estaba dándole, y así, todo subió de tono hasta que perdí la noción de lo que estaba ocurriendo, y entre besos y caricias, me sentí completa, nunca nadie podría haber sospechado que aquella era mi primera vez en todo…incluido aquel primer beso que el alcohol me hizo darle a un completo extraño. La música aturdía mis oídos y mis sentidos, y podría saber que el se hallaba en las mismas condiciones que yo lo estaba, pues lo vi casi caerse un par de ocasiones, entonces, de repente no hubo mas ruido, solo un agradable silencio y la suavidad de unas sabanas…fue allí cuando me perdí por completo.
El sol de esa mañana es de aquellas cosas que jamás olvidare, pues me pego directamente en el rostro haciéndome despertar. Me dolía la cabeza, tanto que pensé que me estallaría, nunca había bebido tanto, es más, nunca había bebido en lo absoluto, mis salidas nocturnas eran a bares donde servían tambien café, y nunca me permití beber, mi padre toda mi vida me dijo lo peligroso que era hacerlo en medio de desconocidos, y, siendo el un grandioso policía, nunca dude de su palabra, pero quizás, aquella noche estaba demasiado estresada por mis fracasos en la universidad, y quise liberarme de todo eso al menos por un rato…y aquella liberación, me costo mucho mas de lo que debía.
Allí, completamente en su traje de Adán, estaba ese apuesto y arrogante hombre, el mismo al que Sara tacho como el CEO para el que trabajaba, y que aseguraba, era un completo déspota insufrible capaz de poner de mal de humor hasta al más santo. Dormía plácidamente, casi como un bebé, y entonces, caí en cuenta de mi propia desnudez, y de la incomodidad que sentía en mi feminidad. Sentí mi rostro arder, y de a poco comencé a recordar lo ocurrido la noche anterior. Salimos de aquella lujosa mansión, subimos a su costoso auto mientras me decía que yo era la chica mas hermosa y ardiente que jamás había visto, y como me había notado desde el momento en que llego y yo solo me reí de ello, llegamos a un alto edificio de departamentos, uno de esos de super lujo en donde solo los millonarios podrían darle el lujo de pagar, el portero nos recibió, y en el elevador comenzamos a besarnos apasionadamente, sentía mi piel ardiendo, y solo quería dormir con aquel hombre tan apuesto y elegante, entramos a un pent-house, el más costoso según en las palabras de ese hombre, y que era de su propiedad, subimos por unas escaleras de mármol nuevamente besándonos hasta llegar a su habitación y entonces…entonces…
Me levante de prisa, busque mi vestido por el suelo hasta encontrarlo junto a mi ropa interior, camine al baño echa un mar de nervios, había perdido mi virginidad con un completo desconocido, estaba tan asustada y nerviosa que realmente no repare en nada mas que los recuerdos de la noche anterior, que me bombardeaban y me hacían sentir vergüenza de mi misma, me mire en el espejo y pude ver mi cabello revuelto, mi maquillaje descolocado, y entonces, lo escuche llamándome.
Mis nervios me traicionaron y salí corriendo de aquel lujoso baño solo para encontrarme con la intensa mirada azul de él, mirada que no aparto de mi en ningún momento.
—Yo, no se…lo siento, no tenia idea de que eras virgen, no quise aprovecharme de ti, realmente, yo tambien bebi de más…
—Me voy a casa, por favor, no me vuelvas a buscar, esto nunca paso — lo interrumpí aferrada a mi bolsa, y caminé a la salida de ese lugar.
—Espera — me tomo del brazo de manera dominante, pero me zafé de su agarre en el acto. — Al menos déjame llevarte, yo, de verdad…lo lamento — me dijo con seriedad.
—No es necesario, déjame irme, como dije, esto nunca paso — le respondí y caminé a la salida.
—No puedes irte, yo…déjame reparar esto, al menos, dime tu apellido, realmente eres una mujer hermosa, nunca vi a alguien como tu antes…déjame saber tu nombre — me dijo casi en una súplica, pero estaba tan molesta conmigo misma, tan defraudada de mí, que tan solo quería salir de allí y olvidarlo todo.
— Lo siento, pero no quiero volver a verte, adiós — dije con determinación, entonces el, corrió hacia su tocador y me dejo aquella tarjeta con su nombre en mi mano.
—Llámame cuando te sientas mejor, estaré esperando a que lo hagas, y a que permitas invitarte a cenar uno de estos días, de verdad lo lamento — nuevamente se disculpó, y yo, tan solo salí de allí con aquella tarjeta en mis manos, soportando miradas juiciosas de personas, y es que, era mas que obvio, yo había caído en la cama de un millonario, como una más, y aquel sentimiento solo me hizo enojarme más conmigo misma.
Cuando llegué a casa, Sara me recibió contándome de su candente noche con un millonario que conoció, ella nunca lo supo, no supo que me acosté con su jefe, yo no se lo dije, en realidad, no se lo dije a nadie. Me encerré en mí habitación a reprocharme a mi misma por mi imprudencia…y tres semanas después, lo supe…estaba embarazada de aquel millonario con quien tuve mi primera vez y yo…jamás me atreví a marcar el numero en aquella tarjeta. Regresé a mi pueblo, le dije a mi padre que cometí un error con un chico de mi universidad y el, por supuesto, durante meses quiso saber el nombre del desgraciado para hacerlo responsable, sin embargo, nunca se lo dije.
Los nueve pasaron y di a luz a un hermoso niño, a mi pequeño Ethan, y su padre millonario nunca supo de su existencia, nunca se lo dije.
Hoy, después de varios años, el destino finalmente me ha alcanzado, y aquellos ojos azules me han vuelto a ver…así como han visto a aquel niño casi idéntico a el a mi lado.
—Cállate y sigue en lo que estás. Arlen dio una de sus sonrisas ladeadas y luego toda la noche estuvimos practicando cómo hacer un bebé. El bebé no llegó, ni esa noche, ni los meses siguientes. El doctor decía que era normal, pero yo sabía que no. Los meses pasaron, la barriga de Alina crecía y crecía, no tanto como la de Miriam, pero el doctor insistía que iban a ser unos bebés grandes y Alina demasiado peque seguro es que no llegaran a término, tendrían que hacer una cesárea. Al final, Alina tuvo una cesárea, pero logró mantener a los bebés dentro el mayor tiempo posible. Para esas fechas Alina y Jason vivían prácticamente juntos aunque siendo solo amigos. Mi bebé simplemente no llegaba, había dejado de cuidarme ya hace año y medio, y nada de bebés. Me había resignado a solo tener a mis dos tesoros. Ese día íbamos a irnos de vacaciones familiares. Sí, Carlisle había insistido y además había invitado a todos. Para hacer las cosas más fáciles viajaríamos todos en e Anthon, no podíamos
—Ciara, soy lo peor del mundo —me dijo antes de tomarme de las manos y sentarnos en la cama.—¿Qué pasa, Alina?—Estoy embarazada —La miré, ella había terminado hace unos meses con su novio.—No, no es de mi exnovio Paul, es de Jason. —Se tapó la cara y se dejó caer—¿Jason? Hablamos del tío Jazz, ¿qué se divorció hace un año? ¿Del tío Jazzi que quiere a sus sobrinos tanto que se deja maquillar por sus sobrinas?—Sí, Ciara de ese Jason hablamos. ¿Recuerdas que hace dos meses tuve una sesión de fotografía en el Caribe? — Asentí. — Bueno, pues él fue el fotógrafo, una noche nos quedamos platicando, tomando piñas coladas. ¿Te imaginas? Qué patético. Bueno, pues una cosa llevó a la otra y zas el resto de los días digamos que no ocupamos habitación. Quedamos que solo sería una aventura pasajera.—Y sí que trajo un pasajero —le respondí. Alina se levantó de un salto y me miró.—No es gracioso —intentó ocultar la risa. — Bueno, sí, pero ahora cómo se lo digo. ¿Y si cree que es una trampa? L
—No puedes besar a mi papá cuando te cases —le dijo.—Si me caso con él sí puedo.—No puedes casarte con papá, él se casó con mamá y yo fui a la boda.—¡¿Por qué no me llevaron a mí?! —reclamó Robin.Así que después de explicarle a Robin qué sí estuvo en la boda, pero en mi barriga y que ya le había ganado a su papito, cosa que hizo que ella llorara, y me dijo que tendría que buscarse otro novio. Cuando por fin lo aceptó pudimos desayunar. El desayuno fueron pancakes con mucho chocolate, cortesía de Robin, mientras su padre levantaba un cucharón que se le había caído ella vació más chocolate del r Después comencé con el baño y arreglar a todos, incluido Arlen.Estaba terminando de peinar a Robin como la princesa Elsa, cuando sentí un ligero, muy ligero m segunda vez en esta semana que me pasaba, tal vez tuviera anemia. Últimamente no comía bien, estaba estudiando unos cursos y no me daba el tiempo de comer.—Mamá, pone mis bantes —me llamó Robin poniéndome en las manos sus guantes.—P
Tres años después del último capítulo.Miré la cama donde Robin estaba dormida. Sonreí. Pensé en los últimos años de mi vida, era tan feliz con Arlen, Ethan y Robin. Volví a mirar a Robin, ¿en qué momento se estaba convirtiendo en una niña? Dormida se veía tan pacífica. Nadie creería todo el trabajo que me costaba dormirla. Le di una última mirada antes de salir de su recámara, caminé hacia el cuarto de Ethan, los cambios eran notorios. Una patineta, cortesía de mi padre, estaba junto a los juguetes de niño y de niña que estaban por todo el piso. Mi bebé ya se sentía un niño grande y apenas tenía nueve años. Escuché a Arlen tirar algo en la cocina. Estaba terminando de guardar los trastes de la cena, seguía siendo un desastre en la cocina, pero al menos ya no parecía el fin del mundo cuando él cocinaba. Entré a la cocina y lo miré, estaba un poco más llenito, pero seguía siendo el hombre más guapo del mundo.—¿Ya se durmieron? —me preguntó mientras guardaba el último plato en su lugar
Arlen le llamo la atención.—Ethan que quedamos con eso de estar de conteston, debes de aceptar que hay veces en la vida que no podemos tener todo lo que queremos.Ethan nos miró. —Cuando me case con Britt, voy a ponerle a mis hijos como yo quiera.—Eso me da miedo — me dijo Arlen lo suficientemente bajo para que solo yo escuchara. No pude evitar sonreír. La pequeña Robin se movía más que Ethan, sobre pasaba un rato sin oír la voz de su papá.—Espero que no se me pierda —dijo con un suspiro y eso me hizo reír, aunque no lo hice fuerte. —Creo que Ethan es como tú, ya escogió a su novia desde pequeño —me dijo Arlen divertido.—Oye, es que sabemos lo que queremos. No andamos tonteando con rubias y pelirrojas —y lo mire, el pobre de Arlen estaba muy rojo.—Ok entendí el concepto.Llegamos a casa de Miriam, y a la entrada nos recibió Emmeran con desinfectante, luego hizo que nos laváramos las manos dos veces, nos volvió a rociar con desinfectante y nos puso tapabocas.—Lo siento, mi hija e
Leah cargo a Annette y le dio un par de besos, la nena parecía tan contenta con ella que cuando la dejo para irnos no dejo de llorar. Llegamos al departamento y Leah se despidió en la puerta, según ella tenía que agradecerle apropiadamente en mi nombre a Anthon. Entre al departamento y encontré a Arlen con Anthon tomando alguna bebida. Corrí y abracé a Anthon.—Gracias, gracias, gracias, eres el mejor de mis amigos, eres mi segundo hermano. Eres…—Dios si este recibimiento tuve aquí no me imagino el de mi departamento —me miro y alzo una ceja —los dejo, mi mujer está esperándome. Salió del departamento lo más rápido que pudo.—Ese recibimiento a Anthon y a mí ¿ni un besito? —me reclamo Arlen.—Es que… —me sentía como niña a la que acaban de regalarme el juguete que tanto ansiaba—me regalo mi vestido soñado especial, el más lindo del mundo, el más hermoso y caro, yo no se lo pedí, Leah fue quien me lo dio. —Lo abrace y los bese. —Arlen te amo, pero en este momento Anthon es mi hombre
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