577. MISTERIOS QUE DEVELAR
FABRIZIO:
Todos los Garibaldi estamos en la habitación del garaje de Giovanni, junto a nosotros el Don de la Cosa Nostra, su hijo y su esposa. Encadenados delante, están Roberto, Jarret y sentada en una silla con su enorme barriga de embarazo, Ellie. También hay otros hombres que trabajan para ellos. El Don juega con un cuchillo en su mano mientras se pasea de un lado a otro, resoplando.
—¿Solo tengo una pregunta para ti? —le dice a Roberto—. ¿Por qué? Que yo recuerde, tu papá y el mío se llevaban muy bien. ¿Por qué hiciste eso? Incluso creo que estás vivo porque mi papá le pidió clemencia a los Garibaldi para ti.
El llamado Roberto se echa a reír estridentemente bajo la mirada de todos los presentes, como si esa pregunta fuera el mejor chiste de todos.
El eco de su risa llenó cada rincón del garaje, reverberando como una burla abierta. Ellie se removió en la silla, con los ojos llenos de una mezcla de desafío y miedo. Su mano descansaba incómoda sobre su vientre, como si intent