La vida es como un carrusel, siempre llena de sorpresas. Sentado ahora aquí en mi hermosa casa, observando a toda mi familia reír y compartir entre ellos, a mis hermosos hijos y mi linda esposa embarazada por tercera vez, pienso en todo lo que tuvimos que pasar para llegar aquí. Mi manera loca de vivir mi vida antes de conocerla, y después de hacerlo. Porque aunque soy todo un hombre felizmente casado, con dos hijos y otro en camino, no dejo de experimentar y vivir junto a ella momentos de infinito amor.
—¿Qué te tiene tan pensativo, mi hermano? —pregunta Guido, sentándose a mi lado.
—La vida, mi hermano, la vida —contesto con una sonrisa.
—¿Te arrepientes? —pregunta, mirándome intrigado.
—Ni por un segundo —respondo de inmediato—. Volvería a pasar por las mismas cosas con tal de estar así como ahora.
—¿Recuerdas lo desesperado que estabas cuando no encontrabas a tu desconocida esposa y los celos que te comían? Realmente te comprendía muy bien, mi hermano —confiesa Guido, si