Isabella
Desapareció.
Así. Sin una palabra. Sin una excusa. Sin una maldita nota escrita a mano como esas que deja la gente decente.
Luca Moretti. El hombre que juraba protegerme, que me miraba como si supiera todo lo que me callaba, que sangró por mí y luego… se evaporó.
Durante tres días.
Tres días en los que me debatí entre mandar a mis hombres a buscarlo y arrancarme la piel por haber dudado de él.
Pero no. No iba a mostrar desesperación. Mucho menos por él.