Mundo ficciónIniciar sesiónLa emperatriz colocó su copa sobre la mesa con un gesto delicado, pero sus ojos seguían fijos en mí, evaluando cada movimiento, cada respiración. Había algo en esa mirada que me hacía sentir como si estuviera desnuda ante ella, aunque en realidad estaba cubierta de la cabeza a los pies por aquel vestido.
—Cuéntame, Aylen —dijo suavemente, pero con un matiz que no dejaba lugar a la indiferencia—. ¿Qué es lo que más te atrae de la vida fuera de este palacio? Me sorprendió la pregunta. Era más personal de lo que había esperado, y sentí un cosquilleo en la espalda. —Supongo… la libertad —respondí, bajando la mirada hacia mi plato para ocultar cómo me temblaban las manos—. Poder hacer lo que quiero, sin que nadie me observe o me dicte cada paso. La emperatriz inclinó la cabeza, dejando que una pequeña sonrisa se dibujara en sus labios. —Interesante —murmuró—. La libertad es un lujo qu






