Lo futuros alfas, Ashary, heredero del ducado y Lyonhart, príncipe heredero del reino de Gless, se criaron juntos desde cachorros, eso no significa que se llevaran bien. Por el contrario, se odiaban y competían por todo. Aun más si era por la mano de quien sería su omega. Sin embargo, nadie se imaginó que la guerra estallara, alteando los planes del Reino. Y que cinco años después, cuando Lyonhart volviera encontrara que su mayor rival se había manifestado no como alfa, sino como el omega más cotizado y poderoso de la corona. Acaso había ganado. Quizás o eso pensaba hasta que, tras un secuestro y un celo provocado, termina marcando a Ashary por accidente, haciéndolo su compañero. Ahora tendrán que ingeniárselas para arreglar el problema donde están metidos, como compañeros, intentando no matarse en el proceso y evitando la lujuria que los llama.
Leer másEl palacio de Cristal.
Una edificación con tantos años que nadie sabía su historia real. Un lugar que destacaba en todo el reino por sus grandes techos y vitrales dignos de la solvencia económica y la supremacía de una larga línea de generaciones de alfas que habían reinado por años y años. Y que, aún con enemigos nunca habían sido aplastados.
Un lugar que había sido escenario tanto de historias de amor, de emparejamientos, de uniones poderosas, de nacimientos brillantes, así como las peleas de las dos criaturas más prometedoras de la actual generación.
-Altezasssss, noooo, suéltense por favor.
-Por favor, busquen ayuda, busquen a los duques.
-Por favor, altezas, no peleen.
En medio de los gritos dos niños de diez años cada uno se estaban revolcando en el suelo enganchado de sus cabellos, junto con moretones en sus rostros y en sus brazos. Esta vez la pelea entre ellos estaba siendo fuerte. Y era normal cuando ambos tenían un objetivo en común y competían en ser el primero en obtenerlo.
Y ese objetivo los miraba desde la sombra de un árbol con una sonrisa de satisfacción, después de todo... no cualquier futuro omega podría jactarse de tener a dos futuros alfas prominentes y con futuros muy prometedores luchando por su atención.
***
JAJAJJAAJAA
Las carcajadas del rey, magnate de todo el Reino de Gless, resonaron en toda la enorme habitación al ver a los niños delante de él, hechos un desastre. La imagen no era nada agradable cuando sus trajes estaban todo sucios, con botones colgando, sus cabelleras toda desordenadas y sus rostros con lo que se volverían manchas notables.
-Por favor majestad no se ría- esta vez la voz que se escuchó fue la del duque Davreles que tenía el ceño fruncido.
El rey, un hombre mayor pero aún fuerte dejó de reírse y enfocó a los dos niños.
-Bueno, esto siempre pasa cada vez que están los tres juntos. Es normal que dos alfas peleen por ver quién va a ser el mejor- sonrió- Y a ver, quien de los dos fue el ganador.
-Yo- rápidamente el niño de cabello oscuro respondió.
-Eso es mentira- el de cabello rubio dorado a su lado dijo con la voz y un semblante más serio, aunque su aspecto desaliñado en nada ayudaba.
La carcajada que soltó el rey fue aún más grande seguido de una risa más disimulada por parte de la hermosa mujer a su lado. Todo lo contrario, a los duques que no podían creer que su hijo, con su firme educación se hubiera peleado nuevamente con el príncipe heredero.
El niño de cabello rubio se estremeció ante la mirada que le dieron sus padres. Ashary Davreles sabía que una vez volvieran a su mansión terminaría siendo regañado de forma fuerte y castigado en la biblioteca. Aun cuando su familia y la del rey eran intimas amigas y tenían años conociéndose no se parecían en nada en cuestiones de crianza.
Desde que había nacido había sido criado bajo una rígida disciplina digna de la primera línea de duques consejeros directo de la corona y del que sería el heredero de ese prestigioso título. Ashary había destacado incluso desde bebé por su belleza. Había heredado el cabello rubio de la parte materna, suave y con leves ondas que resaltaban sus jóvenes rasgos, un rostro con piel de porcelana, ángulos delicados, y un inusual color escarlata en sus orbes que aun los que lo conocían le parecía impresionantes.
Y parte de su misma crianza y su aspecto lo habían hecho tener una rivalidad directa con el príncipe heredero dado que solía ganarle en todo, menos en dos cosas, en su título nobiliario... y en obtener la mano del que sería el omega más cotizado en el reino.
Lyonhart Lancaster era todo lo contrario a él. A pesar de tener su misma edad era algunos centímetros más altos, su rostro ya mostraba rasgos duros y que seguramente sería alfa, su cabello sumamente negro brillaba y se movía de forma hipnótica resaltando su par de orbes con distintas tonalidades de azules solo pertenecientes a la realeza.
Y aunque sus familias los forzaban a pasar tiempo juntos, a estudiar, pero hacerle eso a dos chicos que serían alfa era como intentar unir dos fuegos para que se estuvieran tranquilos. Imposible. Terminar como estaban ahora era parte del día a día de ellos, sobre todo cuando un tercero estaba de visita. Y ese tercero estaba con una leve sonrisa sobre el regazo de su madre.
Milan Stifer, era un chico solo un año menos que ellos, con el cabello ondulado de color cobrizo claro y ojos avellanas, con un cuerpo delgado prometedor a tener hermosas curvas, proveniente de la familia de condes que daba los mejores descendientes omegas y una genética espectacular. Si alguien quería tener una descendencia de calidad y asegurada en la nobleza casarse dentro de esa familia era lo más indicado. Y eso... era lo que tanto los futuros alfas luchaban. Y como digno futuro omega escoger el mejor ejemplar era su misión principal.
Una lucha que por el momento era de cachorros jóvenes que parecía infantil, pero los adultos bien sabían que el futuro de la nación estaba en las manos de ellos tres. Pero dos alfas y un omega... ¿qué podría salir mal?
-Ya verás Asha- Lyonhart le gruñó al chico a su lado al cual odiaba desde que se había dado cuenta que solo podría ganarle en este tipo de asuntos. Su contraparte siempre destacaba en los estudios, en su porte, en las relaciones con los demás, en todo, pero no le permitiría ganar la mano de Milan. Él sería de él- Nunca podrás ganarme en esto. Yo seré al final el vencedor.
Ashary solo lo miró de reojo y soltó un bufido.
-Estaré esperando eso. Al final el mejor jugador será el que se mantenga en pie- sonrió fríamente.
Lyon iba vigilando la espalda de Ashary, pero a la vez sumido en sus pensamientos.Mi hijo.Nunca pensó que escucharía a Ashary decir algo como eso. Si, habían hablado que ellos tendrían hijos como parte de un acuerdo entre nobleza, pero al mencionarle que quería darle el collar… que representaba algo importante para él, le estaba diciendo que si, Ashary sería bueno con su hijo… nuestro hijo. Fue lo que pensé y se cubrió el rostro escondiendo una leve sonrisa.El pensamiento hacía vibrar la parte alfa dentro de él, dado que para su edad muchos alfas ya eran padres. Era la naturaleza normal. Alfas y omegas garantizaban la natalidad mientras los betas el trabajo. Era muy normal ver familias de alfas y omegas con tres y hasta cuatro cachorros, aunque en la nobleza eso podía llegar a ser un problema por las herencias.-Oye- escuchó la voz de Ashary- ¿Qué estás pensando? Controla tus feromonas, ya estamos llegando- le dijo el duque por encima del hombro.Lyon sonrió de lado e hizo avanzar
Ashary miró su mano. El líquido blanquecino que allí descansaba no le daba vergüenza como en el pasado, pero tampoco se sentía del todo cómodo. El lugar donde estaba, la razón por la que había tenido la erección, las condiciones por las que se había excitado, y ni siquiera quería mencionar que para correrse había tenido que recordar como cierta voz decía su nombre contra su oreja.De solo pensarlo su rostro se ponía rojo. Ah, se iba a volver loco. Ni él mismo sabía que su cuerpo podía llegar a ser tan sensible. Ni que con solo tocar unos puntos se excitaría de esa forma. Lo peor es que ahora que estaba consciente, estaba enlazado, no era el tercero ni estaba rompiendo ninguna regla o protocolo… se había sentido realmente bien.-Ah- soltó un suspiro recostando su cabeza hacia atrás. Pestañeó varias veces enfocando su mirada y regulando su respiración. Con razón Lyon le había comentado sobre lo de tener sexo… más de las veces de las que él había propuestoDespués de todo, ambos eran alf
-Lyon, sino me sueltas te juro que Ah- Ashary enterró las uñas en los hombros del alfa soltando otro gemido traicionero cuando los dedos del príncipe presionaron justo al final de su espalda y el inicio de sus nalgas. Y con cada centímetro que descendía Ashary sentía que esa zona se volvía cada vez más y más sensible.¿Qué demonios?Y no solo eso… el bulto justo debajo de su vientre bajo estaba tan marcado que lo podía sentir palpitar. Tragó en seco y se removió intentando nuevamente salir de su agarre, pero sentía que las feromonas del alfa lo estaban mareando, calentando su propio cuerpo, y haciendo que aquella zona entre sus glúteos palpitara a la par de que el miembro del alfa. Como si fuera una bestia ansiando sexo.Un gruñido salió esta vez de sus labios que abrió y antes que Lyon volviera a presionar su espalda o más bien, una de sus nalgas donde ya se estaba posicionando su mano, enterró sus dientes en la curva del cuello de este.-Ah- esta vez el gemido que se escuchó fue de
Como mismo Lyon había aprendido a moverse rápido para evitar ataques y su cuerpo se movía solo, tuvo que emplear esas habilidades para evitar que el omega se golpeara. Por lo que había usado su propio cuerpo como colchón. Algo que no le dolió para nada, más bien no pudo evitar sus palabras con la vena de la sien palpitando.-Cuando regresemos al palacio te voy a hacer comer hasta por la nariz- le gruñó abrazando al omega contra él y sintiendo nuevamente su cuerpo delgado- Estás tan flaco que no pesas. Necesitas grasa para evitar tener algún golpe y que se te parte un hueso.Soltó un largo suspiro. Ashary podría ser lo mejor del reino, la persona más capaz que conocía, capaz de poner de rodillas a todos los nobles, de enfrentarlo y ganarle en su propio juego y no era capaz de cuidarse a sí mismo.Pues bien, al parecer él tendría que tomar cartas en el asunto. Entonces sintió una palmada en su pecho que lo hizo sobresaltarse.-Oye, no me cambies el tema- Ashary alzó la cabeza y lo miró
Umm, se sentía cálido, se sentía suave y cómodo. Pocas veces se había sentido de esa forma, la verdad, tan pocas que podía contarlas con una mano y todas le eran muy familiares.Ashary se removió ligeramente, haciendo un sonido de satisfacción con su garganta y se estremeció con una leve sonrisa, restregando su rostro en aquello duro, pero a la vez aterciopelado, que olía endemoniadamente bien. Era un olor familiar que le daba cosquillas en la nariz, fuerte, pero a la vez confortador. Quería dormir un poco más, pocas veces podía hacerlo sintiéndose tan cómodo, pero su reloj biológico estaba haciendo de las suyas y su mente ya se estaba activando a pesar de que sus muslos estaban entumecidos por el largo viaje y ¿Qué su cuerpo pesara tanto?Frunció el ceño y fue abriendo ligeramente los ojos, encontrando que aquello en lo que restregaba su rostro no era precisamente su almohada, sino ¿piel? Pestañeó varias veces para salir del aturdimiento extraño en el que estaba, como si estuviese bo
Charles tenía los brazos cruzados en su pecho, recostado contra la pared.-¿Qué ocurre?-Lyon no sabía cómo lo hacía, pero simplemente tenía que mencionar el nombre de Charles y este como una sombra aparecía de donde fuese, tarde o temprano, incluso a veces solo tenía que pensar en él. Era una habilidad innata del beta desde que ellos eran cachorros. Quizás por eso es que su padre lo había dejado a su lado con toda la confianza que se le podía dejar a alguien.-Te diste cuenta cuando llegamos ¿verdad?-¿Te refieres a esos hombres que se comieron con la mirada a Ashary?Lyon asintió.-Son alfas, y sintieron el olor de Asha. Sabes que hay quienes no les importa que el omega esté marcado o que esté junto a su alfa. Y más sino tienen escrúpulos.-Estaré pendiente- Charles frunció el ceño.-No le quites la vista de arriba a Ashary pase lo que pase. Yo estaré siempre con él pero es mejor precaver.Entonces Charles se rascó la barbilla.-Aunque si lo ponemos en contexto… es más probable que
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