Mundo de ficçãoIniciar sessãoCon el paso de los días, el palacio comenzó a recuperar su habitual tranquilidad.
Los últimos invitados se retiraban, y las figuras molestas que solían rondar los salones desaparecían lentamente, dejándonos respirar con un poco más de libertad. La tensión acumulada por convivir forzosamente con tantas personas se disipaba, aunque algunos la habíamos sentido con más intensidad que otros. Esta noche, sin embargo, tenía un significado especial para mí. Después de lo que parecieron semanas interminables, finalmente volvería a compartir una cena con Nora y Nuriel. Nuestro tiempo juntos había sido escaso: cada uno absorbido por deberes, agendas interminables y responsabilidades ineludibles. Esta vez, no acepté excusas. Tuve que recurrir a una rabieta digna de un niño caprichoso para convencerlos de que hicieran un hueco en sus ocupadas agendas. Al principio protestaron, como






