Solo hay una forma en que Olivia confíe en un hombre y es hallando al hombre correcto. ¿Pero qué si son tres y no uno? Olivia ha pasado por muchas cosas, que podrían hacer que una persona se enterrase en la arena y no quisiera salir. Tiene a tres hombres que la aman y que están dispuestos a todo por ella y cuando no puede escoger, ellos comprenden que deben aceptar el compartirla porque ninguno de ellos está dispuesto a renunciar a Olivia. A ninguno de los cuatro le importa lo que otros piensen sobre su no tradicional familia. Mientras funcione para ellos, está bien.
Ler mais♥ 13 de febrero ♥
๑۞๑,¸¸,ø¤º°`°๑۩ SOLTERA POR ELECCIÓN ۩๑°`°º¤ø,¸¸,๑۞๑
Sé que muchas personas aman el estar solteras, yo no. De verdad que no.
Elegí estarlo porque es lo mejor no porque sea lo que anhela mi corazón. En el fondo soy una romántica incurable que sueña con su príncipe azul—o príncipes azules—. Pero la vida a veces nos lleva por donde no imaginamos y en mi caso, el camino de la soltería. Porque he dicho NO MÁS. Me cansé de que mi madre me muestre prospectos, ni que fuese la época victoriana.
Aunque no creerían cuan común es en las altas esferas, que se pacten matrimonios por negocios. En mi caso, aunque las reuniones para buscarme marido hubiesen sido buenas, habría dicho que no. Debido a varios factores, por supuesto.
Uno, nunca me casaré si no es por amor. Porque hablamos de toda una vida—divorciarse entre los de clase alta en esta ciudad es imposible—así que con tratos de toda a vida mejor que sea por amor. Mis padres me han dicho que no recibiré un cinco de su herencia y está bien. Nada de lo que he logrado ha sido por ellos. Salvo por supuesto la educación secundaria, pero cuando llegó el momento de ir a la universidad me dijeron que no, una mujer no debía ir a aprender una carrera sino a perfeccionarse como ama de casa. Y no es que tenga nada contra las amas de casa, jamás, pero el que piensen que la universidad no es para las mujeres, eso me molesta. Así que apliqué por una beca y asistí a la universidad.
Mi segunda razón es esta. me siento mal de que les advierta que estoy “tullida” debido a un accidente. Esa es en parte la verdad, pero ella lo hace sonar tan misterioso, que mis posibles pretendientes pasan parte de la cena mirando con curiosidad mi espalda, a ver si logran ver algo. Otros, de forma educada terminan las reuniones acompañando su retirada con caras que van de la pena, al asco.
Y me cansé. Me cansé de ser menospreciada en casa, en los círculos sociales. Hace unos meses tuve un accidente de coche, veinte meses para ser exactos y me van a decir que el que diga “hace unos meses” les hace sentir que fue hace poco, pero que en verdad son casi dos años. Pero es que mi accidente no ha quedado atrás, ha venido a acentuar lo que ya de todas formas, venía mal en mí.
Una cojera severa.
No es que cojee todo el tiempo, aunque mis padres me hacen sentir como que son peor que el jorobado de Notre Dame.
Y ahora las cosas en mi trabajo cambian su dinámica y no es sencillo, así que el saber, que me han asignado una visita a una construcción en las afueras de la ciudad me asusta. El terreno es inestable.
Pero es mi trabajo—del que les hablaré más adelante— y ahora, encima, estamos en febrero, a un día del puto San Valentín. Así que sé que es terrible—me digo con humor.
Abro mi apartamento, sus piro teatralmente. ¡Estoy muerta, molida, agotada! Tiro mis zapatos con desgano, me meto al baño y ni siquiera pienso en juguetear, si lo hago el “subidón “me agotará y no saldré de la cama. Realmente quiero estar lista, debo estar lista. He llegado de mi trabajo diurno como diseñadora de exteriores para la empresa Burgues e Hijos, en mi natal ciudad de Boston. Tengo una hora para dormir antes de empezar mi segundo empleo, en el club Cuervos Negros.
Mi horario va desde las 8 de la noche hasta las 2 de la mañana. No lo hago por el dinero, aunque setecientos dólares extra al mes, no me caen mal. Trabajo como recepcionista y amo mi trabajo. Porque la gente a la que veo cada noche es increíble. Personas que se ocultan tras máscaras y que nunca me miran mal, de mala manera o de forma prejuiciosa, pues en un sitio donde hombres de negocios se ponen correas y se dejan arrastrar por Amos, —tanto femeninos como masculinos—no se juzga a nadie.
Y reconozco muchos de los rostros, políticos, celebridades locales y quizás una que otra extranjera. Esa noche sin embargo, será tranquila. Pienso en la fecha de mañana, la noche más “romántica” del año y en lo que haré. Estar sentada en mi puesto como recepcionista en el club más increíble y decadente de la ciudad. Me lo digo a mí misma, pensándolo con emoción, porque de verdad es un lugar fuera de este mundo, el sitio no es el problema sino la fecha en sí.
Por eso no me he esmerado en buscar algún atuendo sexy y revelador. Mañana vestiré igual que siempre, un pantalón de lino gris con talle a la cadera, zapatos bajos —pues realmente apesto con tacones—una camisa blanca de manga larga y un fajón rojo para marcar mis caderas. Tres botones de mi parte superior estarán abiertos y sí, como agregaré un sujetador de escote profundo, mis senos se verán bien.
Mis tetas son geniales y les saco provecho. Ah, no me he presentado, ni les he hablado de mi peculiar condición. Mi nombre es Olivia y me encanta el sexo.
Ríanse, suena como si me estuviese presentando en uno de estos grupos similares a Alcohólicos Anónimos. Pero es que esa soy yo. Pero no salgo con nadie, pues fui golpeada salvajemente por alguien en quien debía confiar, el ataque, aunque con miedo a los hombres me dejó con adicción al sexo. —bien jodida, quedé bien jodida, porque ¿cómo ser una adicta al sexo que le teme a los hombres? Pero, soy una persona peculiar.
Tener sexo significa mostrarse físicamente y gracias pero no gracias.
Para acostarme con alguien debo conocerlo primero y conocer gente nueva me aterra, por eso entonces para mí, el sexo viene de dos formas, o con mi amigo Ryder, quien es puerto seguro pues solo es sexo, —sé que suena raro… bueno, pienso sonriendo, la verdad sea dicha, es bastante raro—, o me doy placer sola con una amplia variedad de juguetes y los orgasmos llegan, así que al menos no estoy insatisfecha.
Me gustan dos hombres, tan diferentes el uno del otro que me pregunto, cómo es eso posible.
Mi amor número 1: Nicholas Gordon, un hermoso y caliente bombero de la estación 00 en Boston. Metro noventa—lo sé porque abrí su expediente—un cuerpo musculoso, cubierto de tatuajes. Es, además, uno de los Amos del club Cuervos Negros, todo bien hasta ahí, salvo por una pequeña cosita, un detallito insignificante… Nicholas Gordon ni siquiera sabe que existo.
No llevo mucho en el puesto, cuatro meses para ser exactos, pero he asistido como observadora, de ahí que sé quién es Nick y como este lleva fuera el mismo tiempo que llevo trabajando ahí, no me ha visto.
Mi amor número 2: Bruno Wolf, y sí, lo sé. Tan solo el nombre evoca orgías a la luz de la luna. Lo que siento por él es distinto, más profundo, sé que su vida ha sido dura, sus padres murieron cuando tenía veinte años y ha estado solo, dirigiendo las muchas empresas que posee.
Es dueño del club, de varios hoteles y es quien me dio este trabajo nocturno. Lo he visto varias veces fuera de ese sitio, Ryder nos presentó hace un año. Le gusto, me gusta muchísimo, el bulto entre sus piernas me deja claro que le atraigo… me desea. Pero nunca hemos dado un paso más allá.
De alguna forma es como si supiera mucho de lo que me sucedió cuando fui atacada, pero es imposible. ¿cierto? Pero algo en su actitud, me hace pensar que algo sabe. Por ej., si me ve jalando peso —y no hablo de blocks de cemento sino de una caja pequeña con papeles, o con equipo del club—deja su oficina para ayudarme y al inicio recibía miradas especulativas. Ahora, como que todos se han contagiado de su aire protector.
Me mira siempre, pero sus ojos van a mi espalda cuando suspiro cansada así que sí, sabe algo. Ignoro cuanto, eso si.
Tras descansar llego al club, está cerrado pues organizan la fiesta de mañana. La noche pasa calma, solo veo trabajadores montando la escenografía, no hay señal alguna de mi amado jefe, así que, tras cumplir horario, salgo a buscar un taxi. La empresa a la que he llamado me ha dicho que no hay unidades disponibles, vaya m****a.
Una mano en mi hombro, un susurro en mi oído, reconozco el olor y la voz, el objeto de mis fantasías… sin embargo, mi primer instinto es golpear y como siempre cargo cosas extra en mi cartera, como un pisapapeles, por ejemplo, —así, casual jajaja—el impacto lo envía al suelo.—Santa putísima m****a, ¿Qué hice?
Aunque me muero de la pena, compruebo que, como arma de defensa, el pisapapeles realmente funciona.
—Demonios, Oli.
—Lo siento, Bruno. ¿Cómo demonios pensaste que acercarte a alguien por la espalda estaba bien? Espero no haberte arrancado una muela.
—No, no me arrancaste nada, un milagro he de decir, pero sé que andas bien preparada ¿Con qué me diste?
—Un pisapapeles.
Me mira ahí desde el suelo y sonríe con orgullo.
—Esa es mi chica. Mi pequeña y delicada hadita, con el brazo de un luchador.
Lo veo levantarse y acomodarse la ropa. Puedo morir de la pena.
—¿Vas a venir mañana, hadita?
—Wolf, trabajo aquí, debo ganarme el sueldo. O al menos, eso fue antes de atacar a mi jefe.
—Mañana es solo para socios y sus sumisas regulares. No es día de trabajo, ya la empresa de catering tiene todo listo, entre sus servicios están algunas edecanes, así que no hay trabajo para ti.
—¿Qué pinto aquí entonces?
—Estarás conmigo, por supuesto.
Río, me carcajeo pensando que bromea, el pisapapeles le ha dado más duro de lo que creo, pero su mirada de—te ataré y devoraré Caperucita—me dice que habla en serio.Y no sé cómo hacer que entienda que no puedo integrarme a sus grupos, a sus juegos. Es un dios griego que mecere estar con alguien que le siga el ritmo.
—Wolf, de verdad que no pinto nada aquí. ¡Mírame por Dios!
—Lo hago, hace un puto año lo hago y encajas, no puedes no notarlo.
—Vengo solo a trabajar, físicamente soy diferente a las mujeres de aquí, soy bastante discapacitada y no es que sea malo, pero en un sitio donde el sexo y el físico van de la mano…
—¿Eso piensas de verdad? No debes olvidar que varios de nuestros miembros, hombres y mujeres, de esbeltos no tienen nada.
—No es lo mismo y de verdad, estoy cansada. Solo quiero ir a casa y dormir.
—Oli, estás muy desanimada.
—Hoy ha sido un día enredado. He visto a todos trabajar, pero no pude ayudar. No es solo que les ordenaste no dejarme mover ni mi engrapadora, es que me siento inútil.
—No les ordené, les pedí amablemente.
—Claro que sí. Solo dejémoslo estar. Vete a casa y me iré a la mía.
Doy media vuelta y mi maldita cojera, está ahí y me frustro y lloro, porque cuando las emociones me abruman, lloro.
—Oli, detente.
—¡Mírame por Cristo!
Mis gritos lo sorprenden, creo que es la primera vez que pierdo el control de mis emociones frente a él.
—No te estás infravalorando, no lo estás. ¿Verdad? Porque nada me cuesta mostrarte cuanto me gustas, mi polla llena mis pantalones, Olivia, no puedes no ser consciente de lo que me haces sentir.
—¿Has visto a las sumisas?
—¿Me has visto mirarlas, salir con ella a tomar un café o ver películas de Hugh Grant una y otra vez?
—No te metas con mi Hugh.
—Lo sé bien, hadita. No sé cuántas veces hemos visto la misma película de la mujer defecando en el camper.
—Se estaba cagando porque comió mucho, pero no es el punto. Sé que las has visto conmigo, pero no sabía que era un sacrificio..
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꧁☬Nos vemos en el capítulo que sigue.☬꧂
OMNISCIENTEUn año después.La fiesta para celebrar su primer año de matrimonio no fue otra que un tranquilo almuerzo en la casa de la playa. Mientras todos comían Ryder le pidió a Nick que hablaran a solas.—El juicio de Robert Sloan empieza mañana. Se le juzgará no solo por lo del pasado, hay evidencia fuerte de que es el responsable del ataque a Olivia en su casa y del incendio que cobró la vida de su esposa. Los medios están invadiendo la comisaría y se ha filtrado la identidad de Olivia. No la dejen salir.Unos días después Oli estaba en la playa, los pies en la arena y lo suficientemente cerca de la orilla para que las olas del mar mojaran su piel. A diferencia de otras mañanas dónde la desnudez era su atuendo favorito, no sería así en aquel momento.Le encantaba tener tres esp
Mientras su hermana preparaba las cosas, Lara le agarró con más fuerza la mano. Sentir que ella buscaba esa protección lo afectó. Porque no quería involucrarse con ella, no era más que un don Juan y ella merecía a alguien mejor, sin embargo, Lara le hacía querer matar hasta dragones, con tal de protegerla. Se dio cuenta de que no solo era diminuta en altura, ella era frágil. Vio sus hombros, casi más hueso que otra cosa. Ella necesitaba de alguien que la cuidara.Sus padres habían muerto siendo ella muy joven, quedando bajo la tutela de su abuela, una amable mujer que amó a Lara con todo. Tras fallecer dos años antes, la dejó bien acomodada económicamente, pero por lo visto nadie estaba al pendiente de ella.— ¿Quién es el imbécil?—Es el mandadero el alcalde y venía por las joyas para la amante de turno. Cuando amenaza
Nick tomó la maleta de Oli, no la dejaría llevarla y Christian, la subió en su espalda. Oli estaba cansada así que aceptó la ayuda de su compañero.—A mi favor he de decir que es tu culpa.—Tu papá tiene razón, insultaste al auto.Un par de autos se veía a lo lejos, Abi y George, preocupados porque no llegaban habían ido por ellos.—Lo sabía, Alex. Tu maldito carro debe ir a la chatarrera.—Tienes razón cariño.Cuando llegaron a la casa que Abi había rentado todos salieron a recibirla, y Nick miro como tanto Oli como Bruno y Christian encajaban a la perfección en la familia.—Se ven bien, ¿verdad? Y apuesto a que temías hablarnos sobre ellos.—Si mamá. Los amo a todos.Veinticuatro horas después, Nicholas llegaba a casa de John. Vivía solo con una
Olivia despertó media hora después con hambre, así que Christian fue con un plato de sopa y se sentó en el suelo junto a ella.—Vino Ryder, a decirte algo que es muy fuerte. Tienes la opción de esperar a sentirte bien, o la opción de que te lo diga ahora.—¿Sobre qué?—Tus padres. O los verdaderos.—Siempre he sabido que quienes me crían son mis tíos y no mis padres y el momento en que los asesinaron, ese está todo grabado en mi mente, como una película.—¿Nunca pensaste en decir algo?—Siempre pensé en eso, Christian. Pero le tenía tanto miedo a mi tío que preferí hacerme la que no recordaba. Porque tenía miedo de que me mataran, si se sentían expuestos. Cada noche, dormía con miedo de que entraran a mi cuarto a acabar conmigo.—Una niña no deber&i
Wolf estaba tan molesto con esos dos, que mientras preparaban a Olivia para la cirugía los llamó.—Wolf, estamos en el club.—Y yo con Olivia. Está en cirugía.—¿Qué?—Para eso los llamó, ya están por operarla. Al menos tuviste la delicadeza de decirle que estabas con amigos bebiendo.—No he hablado con ella.—Revisa tu teléfono, le has enviado un texto diciendo que estabas bebiendo y que hablarían más tarde, Christian ni siquiera le respondió.Nicholas levantó la mirada, sus ojos fueron directamente a la hermana de Jason, ¡esa zorra! Vio que tenía el teléfono de Christian en las manos y al verlo, ella se supo descubierta, porque trató de hablar.—Ustedes se estaban divirtiendo…—Zorra. No te ha quedado claro que no eres ni serás nada para noso
Demonios, no hay forma de que me sienta bien, sé que no lo hice adrede pero no aleja la culpa. Estaba de camino a la oficina cuando entró un mensaje y me orillé, porque este texto necesitaba de toda mi atención. Tras responder que sí, cambié de rumbo y estacioné en Walmart. Vi a los policías bajarse y me metí en el probador de mujeres.—Viniste.—No quería, me siguen dos policías.—Lo sé.—Timothy…—Me casé.—¿Qué?—Me casé, Olivia. Hace un año. Dejé incluso la ciudad, te dejé ahí en el cambiador, fotos de mi esposa, una copia del título de propiedad de mi casa y los comprobantes de mi vuelo, desde Canadá.—No entiendo.—Cuando me fui hace seis años, conocí a una mujer en un bar, estaba tan borra
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