Ese invierno, nuestra familia se fue a esquiar a Aspen, Colorado, en Estados Unidos. Era el lugar donde más acudía la nobleza de la manada y la gente con dinero. Pero, cuando la avalancha pegó de repente, papá cargó a Susana —la hija adoptiva que dormía profundamente, y salió corriendo. Mamá, aunque en pánico, no olvidó de llevarse al perrito callejero que la Susana había recogido. Regresaron esa misma noche a la Manada Sombra Lunar, y subieron más de diez fotos al Facebook de la Manada, celebrando que la familia había salido ilesa. Nadie se acordó de mí. Yo, la hija biológica, seguía enterrada bajo la nieve, esperando que alguien me rescatara. Después, cuando finalmente me encontraron, acepté sin pensarlo la oportunidad que me dio mi mentora de irme de la Manada a estudiar. Me fui a Ciudad Central a estudiar medicina y no volví a humillarme suplicándome para que me quisieran otra vez. Pero ellos empezaron a mostrarse cada vez más nerviosos: —Lucia, ¿por qué ahora no compites por el cariño de Susana?
Leer másEl tiempo se fue volando, hoy cumplo 19, y la investigación que estaba haciendo no salió bien, y me hizo dudar de mí, si de plano no sirvo para estudiar medicina, pensé.Por casualidad abrí mi cel viejo.—Lucia, tu papá y tu mamá no esperamos que nos perdones, solo esperamos que de hoy en adelante te cuides mucho, feliz cumpleaños, nuestro tesoro.—Lo de antes, fue error nuestro. No te hagas menos por nuestros errores. Eres una niña muy, muy buena, eres buena onda, sincera, inteligente y valiente. Con todo eso, lánzate a explorar el mundo que es tuyo.—Lucia, de hoy en adelante ya no te vamos a molestar más... que vivas la vida que de verdad quieres.Al ver los mensajes de mis papás, me quedé ahí parada sin más.Resulta que las cosas que viví desde chica me habían hecho vivir siempre como apachurrada por dentro, sin darme cuenta, pensé.Siempre sentía que yo era la que no servía, por eso mi mamá adoptiva no me quería. Siempre sentía que no era lo suficientemente buena, por eso mis pap
Pero nadie los peló.Hasta mi mamá se encabronó, y les dio varias patadas con ganas.En el camino a la casa, mi papá y mi mamá por fin entendieron qué tan mal me habían juzgado antes.Querían pedirme perdón, pero se les hizo un nudo en la garganta, pensaron ellos.El daño que me hicieron era demasiado grande, no importaba cuántas veces dijeran "perdón", no podían arreglarlo.Cuando la Susana supo que habíamos ido con mi mamá adoptiva, lo primero que hizo no fue preocuparse de que a sus papás biológicos los metieran al bote.Sino ponerse a chillar y aventárseles encima a mis papás:—Papá... ¿qué te dijo esa?Tenía miedo, miedo de que mi mamá adoptiva hubiera soltado la sopa, miedo de que yo cantara toda la verdad, y que su imagen de "niña buena" que tanto cuidaba se viniera abajo por completo, pensó ella.Mi papá, al verla así, se rio de puro coraje, luego bajó la cabeza y aplaudió, con una voz fría que calaba:—¡Muy bien! ¡De verdad que digna hija de tu madre! ¡Y todavía en estos momen
Mis papás estaban a mi lado, y se quedaron con el ojo cuadrado viendo la escenita.Mi papá, por instinto, quiso meterse.—¡¿Por qué le pegas?!Mi papá y mi mamá traían cubrebocas, mi mamá adoptiva no los reconoció, nomás pensó que eran dos gatos que yo había traído.Le escupió a mi papá:—¡Si yo quiero pegarle, le pego y qué! ¿¡A ti qué te importa, o qué!?Dicho eso, levantó la quijada, bien orgullosa y cínica:—¿Qué? ¿Te duele, o qué? ¡Desde que nació no he parado de madreármela! Come de lo mío, bebe de lo mío, ¿qué tanto son unos cuantos chingadazos?Desde chica, siempre fue así, me pegaba para sentirse la muy muy.Lo que decía no tenía nada que ver con lo que la Susana había puesto en internet de que era una "madre amorosa".Las miradas de mi papá y mi mamá iban de ella a mí, y de mí a ella,estaban dudando, pensando si todo esto era puro show mío, se me hizo.Siempre le daban la razón a la Susana.Mi mamá adoptiva pensó que yo no pintaba nada en mi nueva casa, así que todavía me ni
Durante un mes seguido las páginas de internet pasaban mis "anuncios de desaparecida".Varios de los estudiantes más grandes ya no aguantaron y bloquearon esas páginas, y vinieron a echarme porras.Por un tiempo pensé que este ambiente tan chido podría durar para siempre.Hasta que medio año después, mi papá y mi mamá vinieron a buscarme.A mis papás, en cuanto me vieron, se les pusieron los ojos rojos luego luego.—Hija... estás bien flaca...vente pa' la casa con tu papá y tu mamá, ¿sí? —Este ambiente está bien gacho, ¿sí comes bien? Cortaste la conexión mental, no te pudimos encontrar por ningún lado. —Le pedimos ayuda a un montón de gente para buscarte medio año, apenas supimos de ti, regresa a la casa, ¿sí?Me hice para atrás dos pasos, alejándome de ellos.—Lo nuestro ya se rompió desde hace un buen. —¿Ocupo recordarles que ahora la Susana es la única hija que ustedes reconocen en público?Se les pusieron los ojos rojos, y apenas si podían hablar, queriendo decir algo.En eso l
Me tomé la poción para cortar la conexión, y rompí el lazo mental con ellos.Empecé a esperar con un montón de ganas la vida en Ciudad Central.Cuatro horas después, el avión aterrizó.Mi mentora vino con los compas a recogerme.Después de saber todo lo que yo había sufrido en mi casa, le dolía un montón por mí.Además, por un accidente de coche que tuvo de chica, no podía tener hijos, y ya me trataba como si fuera de su propia sangre.Por eso, después de instalarse con su pareja en Ciudad Central, a fuerzas quería traerme con ella.Ella sabía todo lo que yo había sufrido.Tanto en la Manada Garra Roja que me adoptó, como con mis papás biológicos.Seguí a mi mentora para meterme de lleno a estudiar en la base médica de Ciudad Central.Después de un buen rato, en un descanso cualquiera, abrí mis redes.Vi un video de mi papá y mi mamá chillando, confesándole cosas a su hija biológica desaparecida:—¡Lucia, mi hijita, tu papá y tu mamá la regamos! Te rogamos que vuelvas a la casa, afuera
Me encogí de hombros, como si no importara:—Entonces olvídense de la chance de la Susana.Mi papá y mi mamá se quedaron en silencio. Se miraron, y en sus ojos pude notar la duda.Después de un rato, mi padre apretó los dientes, mientras decía:—Está bien. Te doy mi palabra.Al oír esto, a la Susana se le puso una sonrisa extraña, de felicidad contenida. Mientras yo sentía cómo me rompía por dentro. Mis padres biológicos, otra vez, entre la hija que habían criado desde niña, la escogieron a ella.Susana se puso mi ropa manchada con mi sangre, y así dio entrevistas a varios medios.La Asociación de Actores Hombres Lobo se tragó su historia de su «heroica hazaña», y le consiguieron mucho dinero y contactos para papeles como protagonista fuerte e independiente en nuevas series.Mis padres creyeron que todo lo que había dicho aquella noche había sido por un simple arrebato de enojo, y empezaron otra vez, discretamente, con su actitud de querer compensarme.Cambiaron la foto de l
Último capítulo