90. Bienvenido, pequeño
Sus dedos estaban entrelazados con los de ella, fuertes, seguros.
—Estoy contigo, princesa —susurró sobre su frente húmeda—.Todo va a salir bien.
Rashel apretó su mano con fuerza.
Antes de que él ingresara a la habitación había sentido miedo, dolor, angustia de hacer eso sola, sin él, sin su familia cerca más que a Anastasya.
"Voy a parir sola." Había pensado en aquel momento.
Un sollozo había escapado entre sus dientes. Su bebé estaba viniendo y él no estaba.
La había examinado y dijeron que estaba lista para traer a su bebé al mundo, pero Valerik seguía sin llegar hasta que la puerta se había abierto abruptamente y él apareció respirando como si hubiera corrido desde el infierno.
Las contracciones comenzaron a ser más fuertes pero Valerik estaba ahí.
Con su voz grave murmurándole al oído palabras dulces, con su mano sosteniendo la suya haciéndola sentir segura, cuidada, amada.
—Me duele pero puedo hacerlo, ya quiero conocerlo.
—Claro que puedes —Valerik le besó la sien con los ojos