56. Amor.
Para su sorpresa Satarah se vio rodeada de la calidez de los hombres de Dimitry que enseguida aceptaron sus disculpas.
Pronto se estaba riendo junto a Rashel por algo que les había dicho Borya.
Sin embargo, podía sentir la mirada de Dimitry sobre ella, aunque había intentado ignorarlo a toda cosa, era imposible hacerlo del todo.
Uno tras otro comenzaron a dejar la cocina y después Tarah pudo sentirlo justo en su espalda. Su pecho firme se ciñó a ella ocasionando que su respiración se volviera pesada.
—No te pago para que estés haciendo de payaso con mi mujer, largo —gruñó Dimitry directamente a Borya.
Rashel ya se había ido también así que no podría librarse de su esposo.
—Lo siento, Pakhan. Yo no...
Borya cortó cualquier cosa que fuera a decir y Tarah supusó que Dimitry le había hecho una señal para que se marchara.
Ella fingió no ser consciente de la cercanía de Dimitry y caminó hasta el refrigerador para tomar un poco de agua.
¿Por qué la ponía tan nerviosa?
Se sentía frustrada.
Gua