45. Encaje blanco
¿Que él no le había hecho daño?
Satarah estuvo a punto de reírse en su cara pero se lo guardó para ella, eso era lo más sabio.
Quizás no físicamente pero Dimitry la había lastimado con sus palabras más de una vez. Lo que ni siquiera ella entendía es cómo él tenía ese poder cuando ni siquiera sus padres la hacían sentir tan fuera de lugar.
Los ojos de Dimitry se clavaron en ella analizándola intensamente provocando la incomodidad de Satarah.
—Háblame —gruñó él tenso.
A Dimitry no le gustaba que ella no reaccionara a sus burlas de la forma sarcástica que ella siempre lo hacía, realmente disfrutaba cada vez ella lo retaba, no quería que cambiara su forma de tratarlo pero sí que dejara de aventurarse a situaciones peligrosa. Jamás se había arrepentido en nada hasta que la llevó para presenciar esa tortura porque Satarah ahora no era la misma con él.
Le enfurecía haber apagado esa vena rebelde suya, pero ver el miedo reglejado en sus ojos al mirarlo era lo peor.
Tarah sabía que no debía fia