Laurel
Salí del taller a toda prisa, satisfecha de poder acabar con esto al fin, cuando encontré una nota en el suelo.
Con manos temblorosas, la recogí y, al leer, sentí como si me dieron un golpe tosco en el pecho.
Ayayay...
Esto sí que no me lo esperaba.
Sabía que ella usaría a Liadrek para chantajearme, pero no que llegaría a este extremo. Volví a leer, pero esta vez analizando cada provocación:
—¿Crees que he terminado con tu amado Wos-guía aún? —leí, con las palabras atropelladas debido a mi voz temblorosa—. Lo hermoso de mi habilidad es que puedo ver los secretos de mi víctima. ¿Adivina qué? Voy a exponer a tu amado híbrido. Así como atraje a los cazadores para que Liadrek reviviera su pasado, puedo hacerlo con los guías. Ellos sabrán su secreto y tú no podrás protegerlo.
Ayayay...
Apreté el papel hasta estrujarlo; luego, lo destruí, como si eso evitara que ella cumpliera su amenaza.
Ay, debía ir por Liadrek. ¿Dónde estaba?
Cerré los ojos y traté de abrir la telepatía, pero esta