Kaia
Las imágenes eran tan desgarradoras como en mis pesadillas. Ese recuerdo, que parecía tan nítido en mi mente…
En realidad, todo estaba claro en mi cabeza ahora, menos esas imágenes…
¿Eran reales?
Ese no podía ser Nevan…
—¡Él abusó de mí, Kaia! —gritó Brenda, entre llantos.
¿Por qué decía eso?
Y me sentí tan triste, tan sucia…
De un momento a otro, no era Brenda en las imágenes. Era yo. Y Nevan disfrutaba mientras yo le rogaba que parara.
No…
No era así como lo recordaba…
Él… Nevan…
Me mareé y los ojos se me tornaron borrosos. El corazón me dolía y unas náuseas horribles me revolvían el estómago.
La imagen se desvaneció.
Sentí un leve alivio, pero otra vez estaba Brenda, herida y aterrada. Su cuerpo temblaba con sacudidas agresivas y sus ojos perdidos emanaban lágrimas.
¿Qué estaba sucediendo?
—Nevan me forzó… —dijo ella con voz quebrada—. Porque tú no eres suficiente para él. No eres delgada como yo. Tampoco tienes experiencia. Eres muy aburrida.
Sus palabras se me clavaban como