Zebela
Dejé a Lidia atrapada y me dispuse a buscar a ese ser responsable de las imágenes. Era tan sutil que no podía percibir mucho. Era como si estuviera, pero al mismo tiempo no.
—¡Ayúdame, para eso estás aquí! —gritó Lidia.
Entonces...
Sonreí maliciosa. Si ese wos o wosa estaba aquí para ayudar a Lidia, solo tenía que atacarla para que apareciera.
Me acerqué a esa loca, amenazante y dispuesta a acabar con ella. Lidia temblaba y miraba a su alrededor en busca de alguien.
—¿Qué se siente estar acorralada por el peligro y no recibir ayuda? —le pregunté con sorna y un poco de reproche—. Así se estuvo mi cachorra cuando ustedes la atacaron sin razón. Ella no merecía tal sufrimiento. Ahora pagarás.
De mi mano salió energía rosada que alumbró el rostro asustado y desesperado de Lidia.
Por un leve momento sentí lástima por ella, pero las imágenes a las que me expuso —mi hija sufriendo en manos del suyo mientras ella observaba todo con satisfacción— me devolvieron las ganas de matarla.
Disp