Sinopsis Seraphina es una joven y ambiciosa asistente de Ryder Thorne, un hombre poderoso, frío e implacable, cuya presencia impone respeto y temor en todos los que lo rodean. A pesar de su frialdad, Seraphina no puede evitar sentirse atraída por él, y su relación se convierte en un torbellino de pasión secreta y control absoluto. Ryder guarda un oscuro secreto, uno que lo consume y que, de ser revelado, cambiaría el curso de todo. Cuando Seraphina descubre que está embarazada de él, el mundo de ambos se pone patas arriba. Ryder, incapaz de afrontar el riesgo de ese embarazo bajo su identidad secreta, le exige que aborte. Desgarrada por la presión y el dolor de la decisión, Seraphina se aleja de él, decidida a terminar con todo lo que los unía. —Soy un lobo y, tienes a mis cachorros…
Leer más96Cuando el concejo llegó los nefilim decidieron retirarse por su bien, sabían de lo que era capaz el concejo y ellos solo eran nefilim desechados por ellos mismos.Los cazadores retrocedieron. El veredicto era claro.El campo de batalla quedó en silencio. Heridas, polvo y sangre…Pero ellos estaban vivos.Noelia, con el brazo vendado, sonrió a Blake. Ella sanaba rápido, pero él insistió en curarla él mismo.Seraphina tomó aire entrecortado, mirando a Ryder, que solo asintió.—Nos van a seguir buscando —dijo Maverick.—Entonces los haremos correr —murmuró Ryder.Y desde las sombras, cuatro niños híbridos veían a sus padres.Y por primera vez, entendían por qué habían nacido.** Tribunal del Consejo – Dos días despuésEl salón era enorme, de techos altos y muros cubiertos de símbolos antiguos tallados en piedra negra. Tres figuras con túnicas grises se sentaban en tronos circulares al fondo del recinto. Sus ojos brillaban como brasas ocultas bajo la penumbra.Héctor estaba de pie.A
95La luna se colaba entre los árboles cuando el grito ahogado de un nefilim rasgó la calma nocturna.Una runa explosiva camuflada en un árbol cayó justo cuando uno de los cazadores se adelantó por error. El fuego místico le desgarró el muslo, y su grito fue tan crudo que hasta los pájaros huyeron de las copas.—¡Demonios! ¡Caímos en una emboscada! —gritó otro—. ¡Esto no es una huida, es una maldita trampa de esos lobos!Héctor frenó su camioneta al borde del barranco y bajó de inmediato. Su mirada se posó en el humo que salía de la trampa.—No… —susurró con una furia que no lograba contener—.Esto no es una emboscada.Esto es Ryder jugando con nosotros.Y eso lo enfurecía aún más.Ryder, Seraphina, Blake, Noelia y Maverick habían improvisado un pequeño campamento a 50 km del último punto rastreado.Los cuatrillizos estaban en una tienda de campaña reforzada con runas de protección.Lya abrazaba su peluche favorito.Orión estaba despierto, alerta.Nikolai hojeaba un libro viejo de map
94Ryder Mikhail el representante del concejo supremo de los nefilim había llamado a Ryder personalmente asegurándole que el tratado se cumpliría, luego de tantos años insistiendo al final solo le dijo “felicidades” a secas y colgó.Le comenté esto a todos y respiraron aliviados, pronto podríamos volver.La noche caía de forma tranquila… demasiado tranquila.Los niños jugaban en el patio trasero con Maverick, Noelia y Blake discutían sobre rutas seguras hacia el supermercado, y Seraphina…Ella estaba sentada en el porche, con una taza de té en las manos, el cabello recogido de forma descuidada y esa mirada distante que solo mostraba cuando los recuerdos la golpeaban sin permiso. Ella pensaba que podía ocultarlo, pero yo la conocía demasiado bien.Todo parecía normal. Pero yo no sentía paz, tenía un mal presentimiento.Me tensé de inmediato.El viento cambió.Una ráfaga sutil, pero suficiente para que algo se revolviera en mi interior.Me quedé quieto, con los sentidos abiertos, y ent
93Héctor Estaba solo, como casi siempre estos días, encerrado en mi oficina con los mapas, informes y registros de todos los posibles movimientos de Seraphina y los lobos.Las luces eran tenues, y la tensión en mi nuca palpitaba como una vena a punto de explotar.Tenía una pista. Una ubicación aproximada.Mi corazón latía con fuerza, la misma que sentía cada vez que su rostro me venía a la mente.Seraphina.La mujer que fue como una hermana para mí. La cazadora más poderosa que habíamos entrenado. Mi orgullo. Mi mayor pérdida.Y ahora… mi mayor traición.La puerta se abrió sin que yo lo autorizara.Mikhail Dragunov.Cabello oscuro, traje impecable, acento ruso marcado. Alto, imponente, con esa calma peligrosa de alguien que ha visto más guerras de las que se pueden contar. Entró como si la oficina fuera suya. Se sentó frente a mí sin esperar invitación.—Héctor, debes parar esto.Lo miré como si me hubiera escupido en la cara. Me enderecé, con los nudillos marcados de golpear parede
92SeraphinaEsa noche la casa estaba extrañamente tranquila.Maverick había salido con Vlad, y Noelia y Blake desaparecieron en cuanto cruzaron el umbral de su propia casa, como si el mundo se resumiera en la puerta cerrada tras ellos. Los niños ya estaban bañados, con pijamas suaves, sus mejillas calientes por el sueño y la cena. Ryder los había llevado uno por uno a sus camas, contándoles alguna historia en voz baja que me llegaba como un eco lejano desde el pasillo.Mientras tanto, yo fregaba los platos en silencio.El agua tibia corría sobre mis manos, pero mi mente estaba en otro lado. Tal vez en los recuerdos. Tal vez en los ojos de Nikolai cuando me dijo “buenas noches, mamá” por primera vez como si fuera lo más natural del mundo… sin entender que esa palabra me quebraba por dentro.Suspiré, intentando contener la ola emocional. Seguí fregando.Y entonces lo sentí.Dos manos firmes se posaron en mi cintura. Su calor se filtró a través de la tela como si me tocara direc
91 RyderEl día estaba nublado y húmedo, típico de Luisiana. La casa olía a café y pan tostado, los niños jugaban con bloques en la sala y Seraphina se mantenía distante, ocupada en cualquier cosa menos en mí.Me encerré en el cuarto que Vlad me había prestado como “oficina” y marqué el número cifrado. Solo una persona respondía ahí: Aiden Mackalister.—Ryder —respondió, su voz tranquila como siempre—. Tengo novedades.Me senté, entrelazando los dedos.—¿Buenas o malas?—Depende de cómo lo veas —respondió. Podía imaginar su media sonrisa al otro lado de la línea—. El ataque legal funcionó. Héctor está atrapado. No puede mover fuerzas sin levantar sospechas, y ya hay una auditoría externa en camino. Lo mejor… —hizo una pausa— es que los humanos están interesados. Muy interesados.Me quedé en silencio. Lo había hablado hace décadas con la familia Mackalister, pero ahora estaba ocurriendo. Lo que tanto habíamos planeado.—¿Los tratados?—Se están solidificando. La propuesta de
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