Control del Sistema.
Silencio.
Eso fue lo primero que registró cuando abrió los ojos. Un silencio antinatural, clínico, que casi podía oír vibrar dentro de su cráneo. Damian parpadeó contra la luz blanca del laboratorio. El olor a desinfectante era tan fuerte que le raspaba la garganta.
Y entonces lo sintió.
El peso del implante, el pulso artificial detrás de sus sienes, la voz que no era su voz.
“Sistema operativo inicializado.
Objetivo primario: localizar y asegurar a Isela.”
Un latido falso se encendió en su pecho: Isela.
La programación convirtió su nombre en un comando, su corazón lo convirtió en un recuerdo y ese choque entre los dos fue lo que empezó a romperlo.
Trató de incorporarse, pero los cables tiraron de su piel. Los dedos tocaron metal frío incrustado detrás de su oreja, bajando hasta su nuca.
Dolía. No físicamente, eso era lo que habían “optimizado”, sino como si algo muy esencial hubiera sido arrancado sin anestesia.
—Cálmate —dijo un técnico desde el extremo de la sala.
Damian giró hacia