Las puertas se abrieron y Liv se alejó de ese hombre tan rápido como pudo, sintió su corazón latir a toda prisa, tuvo miedo.
Marina que estaba en ese mismo piso, observó a la joven.
—¿Liv, estás bien?
La chica tuvo que sonreír.
—Sì, lo estoy.
—Marina, que alegría volver a verte, ¿podrías hacerme un tour por la empresa, aprovechando que eres la gerente de recursos humanos.
Marina sonriò, asintió.
El hombre le mostró su brazo, y ella lo tomó para ser acompañada por él.
Liv los siguió con la mirada, el hombre la mirò de reojo, pero no dijo nada.
«¡Que error tan grande cometí!», pensó
Cerca de la hora de salida del colegio los niños esperaban a Liliana, quien iría por ellos.
Un hombre se acercò a la maestra.
—Disculpe, ¿en la lista hay algún niño que se llame Carlitos House? ¿O algún niño con apellido House?
Carlitos mirò al hombre con miedo, bajó la vista, y recordó cuando hombres malos se llevaron a su mamita.
—Tú te llamas Carlitos —dijo Mady
Ady siseó.
—Pero, es un extr