Alana hundió la mirada, fue suficiente para que Demetrius supiera la verdad, que era cierto.
—Madre…
—Demetrius, ese es solo un bastardo.
—Pero, es el hijo de nuestro padre, y merece lo que le has robado —sentenció Demian al entrar
Alana le miró incrédula.
—Hijo…
—¿Enviaste a Lawrence a un orfanato?
La mujer le miró, se puso muy nerviosa.
—¡Su madre intentó matarnos! ¡Fue su culpa que tú enfermaras!
—Mentira, sigues mintiendo, Alana, sabes bien lo que hiciste, Lawrence nos dijo todo, que huías porque habías lastimado al hijo de la esposa de tu amante, por eso es que ella te perseguía, ¡es que, si yo hubiese estado en su lugar, te hubiese acabado!
Alana tragó saliva.
—Ella miente.
—No miente, yo no creo en ti, y te advierto, pobre de ti, que estés inmiscuida en lo que hizo Liv.
Alana le miró frustrada, salió de prisa, alejándose de él.
—Demian, has sido muy duro —dijo Demetrius
Demian negó.
Al día siguiente.
La ginecóloga vino a revisar a Liliana, dijo que estaba bien.