Entonces, Oliver todavía tenía la esperanza de salir bien liberado de aquellas situaciones. Porque, si aún consideraba que prestigiar el nombre de su hermano era válido, era simplemente porque pensaba que podría volver a tener su vida de antes. Me pareció que era tan patético que no hice mención al respecto. Que él pensara que, después de todo lo que había pasado, podía llegar a volver a tener su antigua vida era prácticamente, insiste, de mal gusto, porque los medios de comunicación ya habían puesto el ojo en él, porque nosotros estábamos a punto de encontrar las evidencias para hundirlo para siempre.
Pero no le dije nada, necesitaba estar tranquila, porque no podía ponerlo sobre alerta. A pesar de que me tuviera secuestrada a mí y a Cristian, los planes en el exterior seguían marchando igual; sí o sí tenían que seguir igual. Aunque no me imaginé en ese momento lo que debía estar sintiendo Nicolás por dentro. Debería estar sintiendo tanta rabia en potencia, porque él quería enviar un