— ¿Qué está pasando? — preguntó Oliver con rabia. Su cara había paridecido varios tonos y yo pude ver de reojo cómo Cristian comenzaba a liberarse de sus correas. Sabía que había llegado el momento, ya no había marcha atrás, ya no había tiempo para nada. Valentín y Nicolás habían llegado, habían venido con nosotros, todo acabaría esa noche de una vez por todas.
Ya no habría tiempo muerto, la guerra finalizaría esa misma noche, a pesar de que tal vez ni siquiera había comenzado del todo, de que la guerra mediática había acabado y de que ambos hermanos se enfrentarían a muerte. Pero Oliver parecía convencido de que podría liberarlo todavía, a pesar de que él mismo se había metido en un búnker, él mismo se había encerrado sin posibilidades.
— ¿Qué está pasando? — volvió a preguntar.
Uno de los ingenieros que tenía, tratando de solucionar todo, tecleaba su computador descontroladamente.
— Nos mudamos hace muy poco aquí, no tuvimos tiempo de reforzar completamente las medidas