Bianca💞
Alexander debía marcharse por asuntos de su trabajo. Supuesto ya que vender productos ilícitos o lo que tenga que ver con droga no era algo bueno, me imagino bien de qué se trataba, él es un mafioso. Suspiré resignada, asumiendo lo que llevaba tiempo negándome a eso, sin embargo estaba enamorada de él. Pero antes de dar el siguiente paso, debía dejar las cosas claras con Mauricio. Me dolía hacerlo, pero ya no podía prolongar lo inevitable.
Por la mañana, mi abuela había regresado de su viaje. Apenas me vio, me miró fijamente y luego esbozó una sonrisa descarada, de esas que te sacan los colores. No tardó en tomarme de la mano y llevarme al salón.
—¡Muchachas! —llamó con esa autoridad elegante que siempre la ha caracterizado—. Tráiganos unos aperitivos y una malteada, por favor.
Cuando estuvimos cómodamente sentadas, me miró con complicidad.
—A ver, cariño, cuéntame... ese hombre es realmente guapo ¿Es el tipo con el que dices que engañaste a tu novio?
Rodé los ojos.