Cuando Joaquín llegó, Margot pidió hablar con él, ella estaba muy ansiosa.
—¡¿Es cierto que mamá está en el sótano?!
Joaquín asintió.
—Ella no saldrá, Margot, y te prohíbo verla, esa mujer debe pagar por lo que hizo, si no la envió a prisión es porque es nuestra madre, a pesar de todo.
Margot asintió.
—¿Has visto a Rodolfo? —preguntó nerviosa.
Joaquín quiso no decir nada, pero tuvo que ser sincero.
—Sí, lo vi.
Margot sollozó.
—¡Quiero verlo!
—¡No!
—¡Por favor, Joaquín, quiero verlo! Necesito hablar con él, aunque sea una vez.
Joaquín la entendía.
—¡No quiero que seas engañada otra vez! —exclamó Joaquín desesperado.
—¡Tengo derecho a hablar con él, por favor! —exclamó
Joaquín la abrazó, lo entendía.
—Rodolfo no está en su mejor momento, Margot, ha cometido un grave error, él sabe que yo no soy quien mató a su familia, fue Ronald quien mató a los Larson, y ese desgraciado se ha encargado de envenenar a Rodolfo y a Diana en mi contra y por ende en tu contra, también.
Margot lloraba.
—Quie