La mujer desnuda bajo su cuerpo es toda una belleza, es justo el tipo de mujer que le agrada follarse. Ellas siempre están dispuestas a complacerlo de la manera que sea.
Con una sonrisa detalló en el coño húmedo frente a él, es perfecto para liberar tensiones. Con el dedo índice acarició la hendidura empapada de la mujer haciéndola gemir. Es como le gusta las cosas, llevar a las mujeres al borde del colapso para que una vez arremeta contra ellas no escapen a pesar del dolor que les pueda causar.
―Ponte de espaldas. ―Ordenó con voz gruesa, no le gusta follárselas mirándolas a la cara, él no hace las cosas íntimas, eso es solo diversión y ya está. El único tiempo que se toma es para excitarlas hasta que caen en la desesperación.
―Por favor, no me tortures más. ―Suplicó la chica poniéndose en cuatro. ―Estoy empapada y mi sexø duele cada vez que sufre un espasmo. ―Ladeando la sonrisa le dio una fuerte nalgada que resonó en el espacio silencioso. ―¡Dios! ―El grito fue ahogado con el sof