Ana quedó en shock, ¿Unos nobles la quieren contratar? ¿Cómo era eso posible? Ella ni siquiera podía hablar por el asombro de esa repentina propuesta.
―Disculpa a mi esposo. ―La mujer sonrió al verla tan impresionada. ―Él jamás mide sus palabras y lo suelta todo sin previo aviso. ―Lo obligó a sentarse. ―¿Nos puede dar un momento de su ocupado tiempo? ―Ana volvió en sí.
―Por supuesto. ―Miró a su hija. ―Cielo, ve con papi Chris, por favor, yo iré pronto. ―La niña asintió y tras darle una mirada a los señores, se marchó sin despedirse. ―Lo lamento, no es de hablar mucho. ―Eso les hizo gracia a ambos.
―Bueno, debo decir que contamos con la suerte de sacarle muchísimas palabras. ―Bromeó el hombre. ―Retomando la conversación. ―Se puso serio. ―Realmente necesitamos a un chef en nuestro palacio. ―La miró a los ojos. ―Estamos dispuestos a pagar lo que haga falta. ―Ana no se lo podía creer, ¿Realmente unas personas tan importantes como ellos la quieren de chef?
―Debo aceptar que es una prop