―No eres una superheroína con superpoderes. ―Alzó las manos frustrada. ―Está bien que ames a las personas, que ayudes, pero que todo sea dentro de tus capacidades. Fue estúpidø lo que has hecho y cualquiera te lo diría. ―Negó decepcionada. ―Hay una línea muy delgada entre ser una persona de buen corazón y ser una ridícula imprudente. Llevas un pie en la segunda.
―¿Cómo puedes decirme esas cosas? ―Osiris la miró con incredulidad. ―¿Tú la habrías dejado sin más?
―En estos casos, no podemos jugar a ser Dios. ¡Pudiste morir! Es un país en guerra, piénsalo, Osiris. ―La tomó por los hombros con fuerza. ―Sonará cruel, pero ellos están acostumbrados a esto, si uno muere solo se suma a las estadísticas. Si tú mueres, no solo se paraliza un país, tu hijo crecería sin ti y tu esposo estaría desbastado por apoyarte en algo que él sabía era peligro. ¿Pensaste en tu propia familia en ese instante? ―Osiris apretó la mandíbula. ―No juegues a ser héroe cuando solo estás siendo una insensata.
―No