―¿Mike? ―Susurró Osiris, se parece a su voz, pero ahora es más tenebrosa. ―¿Eres tú? ―Los pasos se podían escuchar, pero ella no lograba verlo. La piel se le puso de gallina al sentir la caricia en su pierna por debajo de la bata. ―¿Q-que haces? ―Se puso nerviosa.
―Me pregunto que sucederá si te llevo ahora mismo conmigo. ―La risa fue gruesa, casi amenazante. ―¿Perderás a los bebés o simplemente no sucederá nada? ―Osiris intentó acomodar la camilla, pero estaba dura en una sola posición.
―¿Qué sucede? ¿Por qué hablas así? ¿Por qué dices esas cosas? ―Se esforzó más por ver a quien sea que estuviera poniéndola nerviosa. ―Si esto es una broma, no me está gustando. ―Buscó para quitar el cinturón, sentía la necesidad de largarse de ahí.
―¿A dónde vas, reinita? ―Mike apareció justo frente a ella. ―Sí, nos vamos de aquí, pero sin apuros. ¿Acaso quieres acabar con la vida de tus hijos? ―Ladeó la sonrisa y Osiris sintió pánico.
―Mmmm. ―Intentó gritar, pero Mike fue más rápido y le tapó la