―Nena… ―Ana le arrebató el móvil de inmediato y fue ella quien abrió la llamada.
―Quiero que empieces explicando qué coñø haces llamando a mi marido, ¿No te dejé las cosas claras ya una vez?
―No estoy para lidiar con mujeres posesivas e inseguras, pásame a Grimaldi.
―Mira pedazo de mierd…
―¿Qué pasa, Caroline? ―Kalen le quitó el móvil a su mujer. ―¿Por qué llamas? ―No permitió que su mujer se levantara.
―Tenemos que hablar, hay problemas. ―Aquello estremeció a Kalen como nunca antes, su tono de voz no es el que normalmente usa. ―Debemos reunirnos con el equipo a las veinte horas, es confidencial. ―Cerró la llamada sin esperar respuesta, ella no podía estar más en la línea y menos cuando esos gritos de fondo la irritaban.
―Kalen, por tu bien, déjame irme a casa, por favor. ―Lo miró con seriedad. ―Ya he peleado mucho hoy, necesito volver y relajarme porque, de lo contrario, voy a perder la cabeza. ―Kalen se mantuvo serio, ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué el equipo se reuniría a