Giubilei hizo una pausa dramática, como si estuviera a punto de compartir un secreto de confesionario.
— Vamos a usar un antiguo acceso de servicio, lo llamaban la “Aguja en el Pajar”, porque es casi imposible de encontrar sin conocer su ubicación exacta, se encuentra en los sótanos, muy cerca del Passetto di Borgo, esa pasarela elevada que conecta el Vaticano con el Castel de Sant' Angelo.
Dario frunció el ceño.
— Esa zona se supone que está abandonada, Giubilei. ¿Seguro que no hay cámaras?
— Hay cámaras, pero son antiguas y están enfocadas a la muralla, no al interior de los viejos depósitos, además, el acceso que vamos a usar es un túnel de drenaje del siglo XVI, sellado tras las reformas de Sixto V. Hoy en día, aparece en los planos modernos como un simple muro de contención.
Manteniendo una sonrisita autosuficiente.
— ¡Usted sí que es toda una cajita de sorpresas, Eminencia! — soltó Luciana que no se aguantó más, ella había estudiado cinco años en una universidad todo lo que se