Mundo ficciónIniciar sesiónLa mañana siguiente amaneció gris. El viento golpeaba las ventanas de la casa de campo, arrastrando hojas secas y el eco de una tormenta que nunca llegó.
Sophie bajó con el rostro sereno, el cabello recogido en un moño apurado. Había llorado, pero no dejaría que él lo notara. Quería irse. Quería volver a Nueva York, al ruido, al caos, a cualquier lugar donde él no existiera en cada respiración.
Damien ya estaba esperándola en la sala. Vestía con la perfección habitual: traje oscuro, camisa blanca, el reloj de acero en la muñeca. Pero su mirada... su mirada tenía algo distinto. Una sombra que no había estado ahí antes.
—El auto está listo —dijo, con la voz tensa, sin mirarla directamente.
Sophie asintió en silencio.El trayecto de regreso fue una tortura. Ninguno habló. El paisaje pasaba como u







