Brenda
La zona estaba distinta pero no puse mucho asunto. La luz suave de las lámparas del bar VIP me daba la sensación de estar sumergida en una burbuja que se alejaba de la realidad. Estaba sentada en una silla alta, cerca de la barra, dándole vueltas a mi vaso como si tuviera algo dentro que me dijera lo que tenía que hacer. Pero no lo tenía. Estaba vacía, como la bebida que me miraba desde el cristal.
Joaquín no dejaba de mirarme. Podía sentir sus ojos, aunque no los mirara directamente. Su mirada era fija, inquisitiva, como si quisiera rasgarme el alma. No lo hacía a propósito, no era su intención, pero se notaba. Su presencia me incomodaba más de lo que podía admitir. Al final, no pude evitar mirarlo de reojo.
— Suéltalo ya. ¿Qué es lo que traes? —dijo, su voz llena de un tono bajo que hacía que mis entrañas se retorcieran.
Lo miré por un instante, sin inmutarme. Traté de mantener mi postura indiferente, aunque sabía que no podía ocultar lo que sentía en ese momento. Mi mente es