Cindy
Me senté en una silla frente a él, cruzando las piernas y tratando de parecer casual. Pero Bruno tenía esa manera de observar que hacía que cualquier intento de ocultar algo fuera inútil.
—¿Qué tal el trabajo? —preguntó, rompiendo el silencio.
—Agotador, como siempre. Hoy tuvimos un evento privado, así que fue un caos.
—¿Terminó temprano? —preguntó, inclinándose ligeramente hacia adelante.
—No. Salí porque... No me encontraba bien.
Él asintió, como si aceptara mi respuesta sin más preguntas.
El silencio que siguió no era incómodo, pero tampoco era exactamente relajado. Había algo en la forma en que me miraba, algo que hacía que mi piel se estremeciera. Entonces, sin previo aviso, Bruno extendió una mano y me hizo un gesto para que me acercara.
—Ven aquí.
—¿Qué? —pregunté, sintiendo cómo mi corazón comenzaba a latir más rápido.
—Ven.
Me levanté de la silla, sin saber exactamente qué esperaba de mí, pero él no me dejó mucho tiempo para dudar. Cuando estuve lo suficient