Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl amanecer llegó envuelto en una bruma dorada. Las hojas del jardín brillaban con gotas de rocío mientras un suave aroma a jazmines flotaba en el aire. En la Mansión Montenegro, el silencio era sagrado a esas horas… excepto en una habitación donde el insomnio tejía sombras entre las sábanas.
Dylan estaba sentado al borde de la cama, con el rostro entre las manos, intentando borrar el eco del sueño que lo atormentaba desde hacía noches. Por más que intentaba ignorarla, pensar en otra cosa, siempre estaba ella, Greeicy.Su piel contra la suya. Su risa sonando como un pecado.Y lo peor… era que no quería dejar de soñarla.Se levantó con brusquedad, caminando descalzo hacia el ventanal. El cristal estaba frío al tacto. El jardín se extendía como un oasis, y allí, bajo la sombra de un magnolio, ya estaba ella. Como cada mañana desde su llegada.Greeicy empujaba la silla de ruedas de Valentina por el sendero de piedra. Ambas reían, la niña con una






