37. Reflejos entre Sombras
El campus brillaba bajo la tibia luz del otoño. Las hojas comenzaban a dorarse en las copas de los árboles, mientras los estudiantes cruzaban el jardín central con libros en los brazos, termos de café y la urgencia de quienes saben que el fin del semestre se aproxima. Risas, pasos y llamadas llenaban el aire, y por un instante, todo parecía como antes.
Ailén caminaba sola por el pasillo principal de la facultad de Humanidades. Llevaba el cabello suelto, una bufanda roja envolviendo su cuello, y los ojos escondidos detrás de unos lentes oscuros que no ocultaban del todo su expresión de fatiga. Fingía estar bien, pero en su pecho aún resonaban ecos del caos. Heridos. Sangre. Gritos. La manada.
Pero aquí, nadie hablaba de eso. Aquí, el mundo seguía su curso.
-- ¡Ailén! --
La voz de Lía la alcanzó desde una de las bancas cercanas. Sentada sobre el respaldo como si fuera un trono, con las piernas cruzadas y un café en la mano, la joven agitaba los dedos con una sonrisa traviesa.
Ailén se o