108. El Futuro
Diez años en el futuro.
El sol se alzaba con pereza sobre el horizonte, tiñendo de oro los picos nevados de las montañas que rodeaban el pequeño valle escondido. Allí, entre árboles centenarios y un río que cantaba con voz de cristal, se alzaba una cabaña de piedra y madera, cubierta de enredaderas y flores silvestres. El humo que escapaba de su chimenea trazaba un sendero tibio hacia el cielo azul, anunciando el comienzo de un nuevo día en el rincón más aislado y tranquilo del mundo. En ese lugar donde el tiempo parecía transcurrir distinto, vivían Raven y Kiara.
La vida había cambiado de forma irreconocible desde los días oscuros de Umbra Noctis. Raven, de mirada aún intensa pero más serena, caminaba descalzo por la cocina mientras preparaba el desayuno. Su cabello, más largo y con algunas hebras plateadas, caía sobre sus hombros. Vestía una camisa de lino suelta y unos pantalones de tela suave. En la mesa, ya estaban dispuestos dos tazones de avena caliente, frutas recién cortadas