Las dias pasaron, dos semanas en las que Paolo había regresado a Roma sin Sofía. Sentía una especie de libertad, esa que tanto tiempo había dejado de experimentar.
Mientras Paolo realizaba las juntas de negocios en Roma, Sofía lleva un vida normal.
—Señora, hay algo que aún no me dice, tantos años y no tengo derecho de merecer su confianza. —habló Sara mirando a Sofía fijamente a los ojos, sabía que su mirada era correspondida.
Sofia parpadeó y si vista tuvo señales de visión ante Sara.
—Espero sea un secreto Sara, Paolo no puede saber que me recuperé.
—¿Como fue? ¿Fue al médico? ¿Eue la dijo? Ese diagnóstico dijo era muy preocupante.
—¿Ves? Por eso no quería decirtd nada Sara. No boy a ir a un medico y mucho menos ponerme en evidencia frente a Paolo.
—Está bien señora, como diga, pego ñiensf en la posibilidad de ver al médico.
—Si Sara ...si.. ahora boy a salir, Paolo dijo dos semanas h ya casi es un mes, boy a salir me harto de estar encerrada. —renegó Sofía y salió; ya había mucho