capitulo 62

Esa misma noche, Adrianna permaneció despierta, mirando el techo de su habitación. Paolo se había marchado al amanecer, dejándola con un beso en la frente y una promesa silenciosa de acompañarla en lo que viniera.

Ella se levantó y fue hasta la habitación de los niños. Los observó dormir: tan tranquilos, tan ajenos a las tormentas de los adultos. El mayor se movía inquieto, como si en sueños intuyera la sombra que se cernía sobre ellos.

Adrianna acarició su frente y susurró:

—No voy a dejar que vivan con mentiras. Merecen la verdad.

Ella volvió a su habitación y tomo el teléfono y llamó a Lety.

Era tiempo de empezar de nuevo.

—Madrid. Perdóname por despertarte a esta hora, pero necesito que vengas.

—¿Te pasó algo mi niña.? Ya voy.

Adrianna colgó la llamada y sonrió. Sentía que no podía dejar pasar max tiempo. Necesitaba estar junto a Paolo. Ayudarlo en el proceso.

Lety llegó tan pronto como pago.

—Hija. ¿Que pasó? —preguntó Lety algo preocupada.

Adrianna tomó sus manos y se sentaron
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