Clara observó los documentos y los sostuvo como si estos tuvieran en poder de quemarla. Sus manos temblaban.
—Está embarazada —dijo en un hilo de voz, uno que ni siquiera ella fue capaz de escuchar. De manera instintiva llevó sus ojos a la puerta, asegurándose de que no hubiera nadie y que Miguel siguiera en su despacho, terminando lo que tenía entre manos.
Sus ojos regresaron a los documentos, temía que esa noticia se conociera y todo su plan se fuera al carajo. Como siempre, Sofía tenía la capacidad de poner todos sus planes en riesgo, incluso en su ausencia. En un destello de ira los rasgó, convirtiéndolos cada vez en trizas más y más pequeñas.
Los guardó en una bolsa y fue al jardín en una zona algo lejana para pasar desapercibida y ahí mismo los quemó hasta convertirlos en cenizas.
No podía darse el lujo de que esos documentos llegaran a manos de Miguel. ¿Qué pasaría si él se daba cuenta de que tenía un hijo con Sofía? Lo más seguro era que tirara todo el compromiso a la basura y