La celebración por el cumpleaños de Sophie y Miranda estaba en pleno auge. El gran salón de Belvedere Hill lucía iluminado con lámparas de cristal, flores blancas y doradas adornaban las mesas, y la música suave se mezclaba con las risas y murmullos de los invitados.
James en su mano, sostenía una caja de terciopelo negro.
Sophie estaba radiante, conversando con un grupo de amigos, cuando James se acercó. Con una sonrisa tranquila, abrió la caja y reveló un collar delicado, de oro blanco y diamantes, que hizo que más de una invitada soltara un suspiro.
—Para ti —dijo James, colocándolo alrededor del cuello de Sophie.
Ella se miró en el espejo cercano, tocando la joya con satisfacción.
—Es hermoso, James. Sabía que tenías buen gusto.
A pocos pasos, Noah e Isabelle se acercaban con un paquete cuidadosamente envuelto. El regalo de Noah para Sophie.
Noah notó el collar y su ceja se arqueó.
—Vaya… —comentó con tono casual, aunque cargado de intención—. Pensé que ese collar