📍 Moscú — Invierno, 1999
La nieve caía como cuchillas sobre los tejados grises. El joven Mikhail Volkov, apenas con diecisiete años, corría por las calles heladas, escapando de otra noche de golpes y gritos en su propia casa.
Respiraba humo en el aire, hasta que sus pasos lo llevaron a un viejo teatro comunitario. Las puertas estaban entreabiertas. Dentro, una música de piano llenaba el silencio.
Se asomó.
Sobre el escenario, una chica ensayaba. Vestido blanco, cabello recogido en un moño bajo, movimientos ligeros que parecían desafiar la gravedad.
Mikhail contuvo la respiración.
—Es un ángel… —susurró sin darse cuenta.
La joven giró. Lo vio. Se detuvo, con sorpresa en los ojos.
—¿Quién eres?
Él dio un paso adelante, nervioso.
—Mikhail… Mikhail Volkov.
Ella inclinó la cabeza con elegancia.
—Soy Anya. ¿Vienes a reírte de mí como los demás?
—¿Reírme? —Mikhail negó con fuerza—. No podría. Bailas… como si volaras.
Anya sonrió tímidamente.
—Eres el primero que lo dice.
Él se quedó mirándo