🌹 La confesión de Nonna
En el ala privada de la nueva mansión, Arianna se encontraba en la sala de música. El piano estaba cerrado, y sobre él descansaban sus zapatillas de ballet, gastadas, casi como un recuerdo de una vida ajena. Sentada frente a la ventana, abrazaba sus rodillas, en silencio, con la mirada perdida en el jardín iluminado por faroles.
El crujido del bastón anunció la llegada de Nonna Vittoria. La anciana entró con paso firme, acompañada de su inseparable Lorenzo, que la dejó en la puerta antes de retirarse discretamente.
Nonna caminó hasta Arianna, la observó en silencio unos segundos, y luego apoyó la mano sobre su hombro.
—Mi niña… —su voz era suave, cargada de ternura, pero también firmeza—. Tus ojos hablan aunque tus labios callen.
Arianna parpadeó, tratando de contener las lágrimas, pero no lo logró. Se giró hacia la anciana y rompió en un sollozo ahogado.
—Nonna… ¿por qué? —su voz era un hilo tembloroso—. ¿Por qué me dejó? ¿Qué clase de madre abandona a su hij