C135: Es así como todo el mundo me ve.
Azucena no pudo evitar sentir cómo un estremecimiento le recorría el cuerpo entero cuando escuchó lo que Ragnar había contado. El simple hecho de imaginar que la multitud exigía su expulsión ya era algo aterrador, pero lo que más la asustó fue escuchar que incluso se insinuaba la posibilidad de devolverla al reino de Asis, de regresarla a manos de Milord.
Ese pensamiento la llenó de pánico. Su respiración se volvió más agitada, su rostro empalideció y en sus ojos apareció un brillo de ansiedad que no podía ocultar. El miedo la invadió de manera tan evidente que Askeladd lo percibió de inmediato.
El rey se acercó y sin vacilar colocó ambas manos sobre los hombros de la loba, obligándola a mirarlo de frente.
—No temas, Azucena. —le aseguró, mirándola con una seriedad que no dejaba lugar a dudas—. Yo jamás voy a expulsarte de mi reino, y mucho menos voy a entregarte al reino de Asis ni a Milord. Eso nunca sucederá. Te lo prometí una vez y ahora vuelvo a hacerlo: nunca regresarás a ese lu