C134: Hay mucha gente afuera.
El plan se puso en marcha exactamente como lo había ordenado Milord: el beta comenzó a tirar de los hilos y a poner en movimiento una red de rumores y pequeños sabotajes. Mientras Askeladd ya había colocado sus propias piezas y ejecutado sus maniobras desde dentro, ahora le tocaba a Asis. Pero Milord no pensó en un plan que afectara precisamente al reino de Sterulia; lo único que le importaba era recuperar a Azucena.
Era consciente de que, en las condiciones reales de Asis, una confrontación abierta sería suicida: la hambruna, el descontento y la crisis interna debilitaban al país hasta el hueso. Pero su orgullo y su urgencia eran más fuertes que la prudencia. Creía que, si lograba traer a Azucena de vuelta, su don compensaría todas las debilidades: con ella a su lado podría curar a sus tropas, reparar heridas en masa y mantener a sus hombres en pie cuando la guerra llegase. En su mente, Azucena no era solo una mujer a recuperar, sino un recurso estratégico indispensable que podía inc