El misterio que rodeaba a Sebastián era tan embriagador como su toque, un alfa dominante que reclamó a Eva con una intensidad que la dejó sin aliento. En sus brazos encontró una pasión salvaje y abrumadora, Eva no deseaba estar con él, pero el lobo la obligaba utilizando artimañas para poseerla, sin embargo esta unión prohibida y en contra de su voluntad la ha convertido en el objeto de una sed insaciable. En la oscuridad, la figura imponente de Zyghor, el rey del inframundo, la observa con una posesividad fría y calculada. Él la quiere, la tomará, y el mundo temblará ante su deseo, arrastrando a Eva a un juego de poder donde la sumisión y la lujuria son armas peligrosas
Ler maisPrólogo
Los hombros temerosos de Eva se sacuden sin cesar una vez la puerta de cedro de la casa de su vecino rechistó tanto que ni siquiera los relámpagos de aquella noche lluviosa pudieron ocultar.
Sus manos temblaron por un instante, sus rodillas se sentían tan débiles que podía notar que en cualquier momento se podía desmayar. Su panza rugió por un instante quizás intentando ignorar el hecho que estaba irrumpiendo la morada de un hombre: Que no conocía, y que le había caído mal desde el primer momento que conoció.
—¿Hola? —Eva se maldijo así misma al escuchar su voz quebrarse, odiaba el hecho de sentir miedo por una tontería, y menos por un tipejo que la mojó con su manguera de jardinería el día anterior cuando apenas iba a salir a trabajar. —¿Hola? M****a.
Gimió, al ver como un plato con pizza se hallaba delante de ella totalmente roto. Sus pies dieron un paso hacia atrás, mientras que rápidamente buscó su móvil en el bolsillo trasero de sus pantalones, buscando la forma de llamar inmediatamente a la policía.
Sin duda algo había pasado allí.
La pelinegra levantó asustada la mirada, dispuesta a descubrir que tan grave había sucedido en la casa de su vecino para que ahora los muebles estuvieran cortados, la vajilla de porcelana rota en el suelo, y ni hablar de las flores que le había dado a su madre a Sebastián.
De repente un sonido fuerte se escuchó en la segunda planta de la casa, las ganas de vomitar se hicieron presentes, aunque comprendía que ahora más que nunca debía ser valiente. Tal vez algún ladrón había irrumpido la vivienda del señor Drake, y ella era la única posiblemente cerca para ayudarlo.
—M****a, m****a, m****a… —Farfulló, arrepintiéndose en primer lugar haber llegado hasta aquí. Cada paso que daba le dolía mucho más. —¿Y sí me quieren matar? —Graznó, buscando algo con que defenderse. —¡Hijo de perra, todo lo que hago por tu culpa! —demandó, agarrando un jarrón de la nada.
Su respiración se sentía pesada.
El sudor se deslizaba sensualmente por su frente, mientras que una de sus manos se acomodaba su precioso cabello. Su pecho se hundía con cada movimiento brusco de su cuerpo, pero luego se detuvo al presenciar un olor inusual.
—¿Flores?
Masculló, deteniéndose de la nada.
—¿Qué es ese olor?
Volvió a insistir, entretanto todos los vellos de su piel comenzaron a erizarse.
Ese olor la envolvió casi tan rápido como la lluvia caía al suelo de Sunny Village. Sus manos viajaron a su pecho, algo no estaba bien con ella misma y lo sabía. Sus piernas hacían fricción una a la otra sin poder evitarlo. Sus tetas se sentían tan pesadas, e hinchadas que con el mero roce su boca gemía sin dudarlo.
—¿Qué haces aquí?
Profesó de repente Sebastián.
Eva se asustó tanto al verlo semidesnudo.
—Dios… Yo… —Sus manos cubrieron de inmediato sus ojos.
—¿Quién te dijo que podías entrar a mi casa, niña tonta?
El chico de ojos oscuros la observaba con rabia.
La última persona que pensó ver hoy era a esa jovencita entrometida que lo único que ha hecho desde que la conoció es joderle la vida.
—Mi mamá te mandó… —Sus palabras se murieron al percatarse que lo que mantenía en sus manos era un jarrón de cristal, y no el pastel que sus padres le habían mandado al nuevo vecino. —Lo siento, yo… —Trató de decir, aunque aquellas palabras se murieron dentro de su boca al darse cuenta de algo.
“Su vecino tenía los ojos tan negros como la noche, pero, ¿Por qué ahora su mirada era tan dorada como el oro?”
De la nada pegó un grito tan fuerte que terminó sentada de culo contra el suelo.
—Deberías irte de aquí ahora… Antes de que sea demasiado tarde.
—¿Qué eres?
—No creo que quieras saberlo…
Sebastián apretó la mandíbula cuando un dolor intenso se apoderó de él.
Su celo había llegado antes de tiempo, y al parecer su vecina entrometida era la única que podía ayudarlo con eso.
Capítulo 30“Un regalo para ti”Un hormigueo doloroso se instaló en su pecho, cuando la cruda realidad la abofeteó con violencia. “¿Él se había tomado el tiempo para hacerle algo tan precioso?” “¿A ella?” Entonces, tragó en seco: “¿Cuándo Sebastián habría hecho algo así también?” “Sí me ama tanto como dice, ¿Por qué Zyghor hace cosas así y él solo…?” sacudió fuerte su cabeza tratando de alejar sus pensamientos?—¿Quiénes son ellos?Señaló a un par de hombres que se hallaban fuera del jardín observando las rosas. Uno de ellos era alto, rubio, con una piel alechada preciosa, mientras que el otro, tenía un cabello castaño enrulado, un poco más bajo y débil que el anterior.—
29“El rey del inframundo”Un estruendo, golpeó con rudeza los oídos de Eva de manera repentina.Los párpados de sus ojos se hallaban comprimidos al percibir como todo su cuerpo se sacudió con violencia de un instante a otro. El agarre de Zyghor sobre sus caderas la hicieron retroceder, su corazón latía con demasiada fuerza, tanta que le era casi imposible mantenerse en pie.Una vez que la realidad le llegó de golpe, gritó tan fuerte, que los seres espirituales que andaban merodeando por el panteón de los muertos, salieron corriendo aterrados. Zyghor tomó su cabeza para nivelarla, sus manos temblaban por el miedo de no saber lo que estaba pasando.—¿En dónde estoy?Dijo, al notar que este lugar no era su mundo.El cielo tenía similitud con la tierra, era un tono azul precioso, sin embargo, la mezcla con lila y naranja lo hacía irreal. Las estrellas aquí brillaban mucho más, y ni hablar de la estructura tan dólico que adornaba la acrópolis. La ciudadela tenía columnas exquisitas, digna
28“Un trono en el inframundo”—¡Maldita sea! Ese hijo de perra…Graznó el alfa, al notar que una vez más le habían engañado, Kilian, le toca el hombro para que se calme, puesto que al final Zyghor ni siquiera estaba aquí.—Selene solo te jugó sucio… Sabes que ella haría cualquier cosa para jodernos, —ambos se quedaron viendo, —aquí el peligro real es ese demonio, Sebastián, ¿Qué vamos a hacer?Los ojos oscuros del lider del clan Drake se volvieron más claros por la furia, odiaba el hecho de no poder manejar correctamente esta situación. Odiaba la idea de que Zyghor pudiera raptar en cualquier momento a su mujer y así terminar perdiéndola para siempre.—Tenemos que pedirle a Marie que lo invoque, quizás… Podríamos llegar a un acuerdo.Soltó, de la nada, al no poder pensar en algo más.—O podemos exorcizarlo… —El pelinegro se sacudió con violencia al sentir un espasmo doloroso recorrer su cuerpo.—¿Cómo?Indagó el mayor, ahora completamente curioso.—Podemos invocarlo, y luego obligarl
Capítulo 27Una vez llegó al inicio de las escaleras, los invitados se le quedaron viendo. Las mujeres la detallaban con algo de desprecio, mientras que los hombres la miraban con desdén.—¿Dónde está el señor?Indagó, al no ver a Sebastián por ningún lado.Al llegar al primer piso, observó como las personas comenzaron a evitarla como si con solo mirarla les podría contagiar una enfermedad.La humana caminó hacia una mesa llena de comida, agarró una copa de vino, y algo de queso quizás para ignorar la forma en que todos la estaban rechazando, y no era para menos, jamás en la historia se había elegido a una mortal como la mujer del alfa lider.De repente, un ruido fuerte llamó su atención.Notó como una mujer de cabello rizado y cobrizo, con la piel bronceada, y un cuerpo tan perfecto como irreal, salía de la oficina de Sebastián ajustándose el vestido. La chica, caminó entre la multitud, para luego ver con sus propios ojos como Sebastián también salía de allí limpiándose la boca.—Así
26“Mi reino”El cuerpo de Eva se sacudía violentamente con cada brusco movimiento de las betas hacia ella. Un par de lobos tiraban del corsé del vestido para así poder terminar de vestirla, mientras que otras le colocaban los zapatos, y la maquillaban un poco.La joven algo aturdida, caminó hacia un enorme espejo que se hallaba dentro de la habitación de su marido. Allí se observó en silencio, en sus diecinueve años de vida jamás se había visto tan hermosa. Solía usar playeras que compraba en un bazar en Green Town, y pantalones desgastados que algunos vecinos solían regalarle. Eva no era una chiquilla que se fijara si todo le combinaba o no como otras chicas, solo prefería sentirse cómoda, solo eso le importaba.Sus dedos suaves tocaron su cabello bien peinado, las sirvientes dentro de la habitación se habían tomado el trabajo de peinarla adecuadamente. Una ligera sonrisa brotó de sus labios al darse cuenta que su oscuro pelo podía ser más que un “jodido nido de pájaros” como solía
Capitulo 25“La promesa”Una pulsada feroz carcomió la boca de su estómago.—¿Qué dijiste?Tocó su pecho al verlo arrodillarse delante de ella.—Sí me amas, te daré el mundo entero, todo lo que me pidas será tuyo, si tan solo te das cuenta que no soy difícil de amar, Eva… Yo… Me estaba muriendo de celos, sé que te dije muchas cosas, sé que…—Respira…Dijo, al arrodillarse también delante de él.—Fui criado para ser el lider de esta familia, yo… Desde pequeño me obligaban a hacer cosas horribles por el bien de este clan… Sé que suena como si me estuviera justificando, pero… No es así.Eva le limpió su rostro húmedo.—Te juro que no soy difícil de amar, yo… Puedo cambiar por tu bien, ¿De verdad no puedes verlo? Te he protegido de Zyghor todo este tiempo, le declaré la guerra a los vampiros por ti.Él apretó los puños que reposaban sobre sus rodillas.—Maldíceme por eso si quieres, si quieres que te dé mi vida en este instante lo haré.Agarró la daga que estaba en el suelo con sus manos,
Último capítulo