CAPÍTULO 74: ORDEN
Jacob
Salgo de su casa con el sabor de su beso todavía vivo y el juramento de volver martillándome en la lengua. No tengo margen para media tintas. Si quiero a Elena y a mis hijos en mi vida, tiene que ser con todo. Sin espacios grises, sin puertas entreabiertas.
En el ascensor de la empresa ya estoy marcando a Kline, mi abogado. Contesta en la segunda timbrada, voz de madrugada eterna aunque sean las diez y media.
—Kline, necesito que arranques el divorcio hoy —digo sin saludo—. Notificación formal a Juliette, y abre también el proceso para el reconocimiento legal de mis hijos: Nicolás y Lía Baker. Quiero pruebas, filiación, todo lo que haga falta. Los incluyes en mi testamento de inmediato. A Elena también.
Del otro lado, un silencio de lápiz suspendido.
—Jacob… es bastante frente a la vez —responde, midiendo el terreno—. El divorcio es viable, sí, pero habrá oposición. Y si ella está embarazada, el juez puede imponer tiempos. Sobre la filiación, ya tienes una pru