CAPÍTULO 106: LA CAÍDA DE LA REINA
Jacob
Todavía tengo el pulso acelerado. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que Elena se lanzó a mis brazos, pero juro que nunca en mi vida había sentido algo tan real. Ella y yo, después de tanto dolor, por fin respiramos el mismo aire sin miedo.
No hay ceremonia, ni testigos, ni música, solo nosotros, pero, de pronto, las puertas del registro se abren de golpe y escucho las voces que más extrañaba en el mundo.
—¡Mami! —grita Nico, corriendo hacia nosotros.
Elena apenas alcanza a agacharse cuando él se le lanza al cuello. Ella lo alza, lo cubre de besos entre lágrimas. Atrás viene Lía, tomada de la mano de la tía Teresa y del tío Robert, que caminan despacio, visiblemente confundidos.
—¿Qué significa esto? —pregunta Robert, mirando de un lado a otro—. Nos dijeron que venías a casarte, Elena.
Elena ríe, aun llorando, y niega con la cabeza.
—No, tío… no va a haber boda.
Yo doy un paso al frente. Mi corazón late tan rápido que me cuesta hablar.
—Porque