CAPÍTULO 100: CUANDO EL MUNDO SE PARTE
Elena
“Elena, tú y yo no podemos estar juntos. No me busques.”
La línea muere, me quedo con el teléfono pegado a la oreja como una idiota. No entiendo, hace dos días me juraba que íbamos a enfrentar a su madre, que iba a poner su apellido donde correspondía y hoy… vuelve a ser el mismo CEO frío e indiferente al que ya no le importa nada.
El llanto arranca sin permiso y lo peor es que no es un sollozo discreto. Me cubro la boca con la mano para no asustar a los niños, pero ya escucho pasos menudos en el pasillo.
—¿Mami? —Lía, con su pijama de estrellitas, me mira con esos ojos que lo sienten todo—. ¿Por qué lloras?
Nico aparece detrás, con su dinosaurio de plástico apretado contra el pecho.
—¿Te duele algo? —pregunta, serio, como si pudiera arreglarme con cinta adhesiva.
Intento sonreír y me traiciona otro gemido.
—No es nada… —miento—. Fue un día largo, vayan a la cama, por favor. Mañana hablamos, los amo.
—Pero, mami… —insiste Lía, dándome un pa