Mundo ficciónIniciar sesión**Isabella Montalvo** Siempre he estado por mi cuenta. Huérfana a los diez años, tuve que aprender desde muy pequeña a no apegarse a nadie. Mi vida consistía en trabajar y mantener a Alan, mi medio hermano, lejos de los problemas... **Jacob Emer** Más de medio millón de personas sintonizan mi programa de televisión cada día. Confían en mí para mantenerse informados. Me gusta creer que soy honesto, sin importar la historia que cuente. Muchos me llaman frío, calculador, incluso sin corazón. Y tienen razón. Pero tengo un secreto: el hombre con el que he estado los últimos cuatro años… y ahora *ella* aparece para cambiarlo todo. **Owen Mason** Solo quiero tres cosas: 1. A Jacob Emer y a Isabella Montalvo, los dos en mi cama. 2. Ser el mejor chef del país. 3. Averiguar cómo conseguir lo primero sin arruinar lo segundo. Tres personas. Una historia de amor. La vida nos está dando algo que ni en nuestros sueños más locos podríamos haber imaginado.
Leer másUna vez que todos se sentaron alrededor de la mesa de la cocina, con los niños ahora despiertos y jugueteando tranquilamente en sus brazos. Luego se dieron cuenta que sería imposible hablar así que Isabella preparo una manta y colocaron a los peques en el suelo, el ambiente cambió. La cortesía inicial había terminado. Luis respiró hondo, entrelazando sus manos sobre la mesa. Su mirada de fiscal regresó.—Jacob, Owen, Isabella puedo llamarles así — comenzó, dirigiéndose a cada uno — He revisado el caso contra Emer con lupa. La evidencia es sólida. Charles Emer enfrenta cargos muy graves. Hizo una pausa, dejando que el peso de sus palabras se asentara. Luego, saco dos carpetas de su bolso les mostró los informes dejando que ellos leyeran y analizarán, y entonces soltó la bomba.— Pero Charles no quiere llegar a los tribunales o no en su totalidad. Hace dos días su abogado, tocó la puerta de mi oficina. — entonces el saco otra carpeta de su maletín.El silencio en la cocina fue absolut
Desde su asiento en la cocina, Luis seguía la conversación con Isabella, admirando su astucia y tacto. Cada una de sus respuestas era medida, una pieza más del perfil que intentaba construir de esta familia a la que había irrumpido. Hasta que, de repente, el leve rumor de pasos en la escalera hizo que su pulso se acelerara.Su mirada se dirigió instintivamente hacia la entrada de la cocina. Y entonces lo vio detras de otro hombre que cargaba a dos bebes.Era Jacob. La imagen fue un puñetazo directo al estómago, tan poderosa que por un segundo el aire le faltó. Allí estaba, no una fotografía en un informe o una imagen pixelada en las noticias, sino en carne y hueso. Él, Luis Almos, viendo su propio reflejo juvenil caminando hacia él, con la marca de una vida que pudo haber sido suya grabada en cada línea de ese rostro que conocía tan bien sin haberlo visto nunca de cerca.La visión fue tan abrumadora que por un instante la cocina se desvaneció, transportándolo a un mes atrás...Meses a
Jacob sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies. El hombre que caminaba hacia su puerta era… era como verse a sí mismo en un espejo deformado por el tiempo. La misma estructura ósea marcada, la misma línea de la mandíbula, los mismos color en los ojos. Era la viva imagen de Jacob, pero con unos cuarta y tantos años después, con algunas canas plateando sus sienes y unas leves arrugas marcando el rastro de los años alrededor de sus ojos.Los tres se miraron, las miradas yendo del hombre de fuera a Jacob y viceversa. El aire se había vuelto pesado, cargado de una revelación monumental. La pregunta flotaba en la habitación, palpable, eléctrica, sin necesidad de ser pronunciada.¿Es él? El mundo pareció detenerse, suspendido en un incómodo silencio cargado de incredulidad. Isabella fue la primera en reaccionar, sacudiendo la cabeza como para despejar la misma incredulidad que nublaba la mente de todos. Su instinto práctico se impuso al shock. Al girarse, sus ojos se encontraron con los
La cálida burbuja de la velada se había desinflado por completo, dejando un silencio cargado en la habitación apenas amueblada. Isabella se había acercado silenciosamente a Jacob, poniéndole una mano tranquilizadora en el brazo, mientras Owen observaba, con el estómago hecho un nudo, cada microexpresión que cruzaba el rostro de su pareja.Jacob se levantó, el teléfono aún apretado en su mano.—Tengo que llamarla, de seguro debe de estar de los nervios...—murmuró, buscando un poco de privacidad en el pasillo que conducía a las habitaciones.Jacob marco el número de su madre, sabía que ella contestaría enseguida. Se dio un masaje entre los ojos, el agotamiento del viaje, la tensión del juicio y la presión mediática a la que tendría que estar sometido estaba haciendo malla en el. Asper contesto y un torrente de palabras llegaron a él —¡Jacob, es una catástrofe! ¡No conocemos a este hombre! No sabemos cuáles son sus intenciones, si será manipulable, si...—Mamá—la interrumpió Jacob, su v
Mientras las palabras de Jacob resonaban en la sala. Owen sentía una ola de alivio tan poderosa que casi lo derribó recorrió su cuerpo. Cerró los ojos por un breve instante, saboreando la declaración. Eran las palabras que más había anhelado y, a la vez, las que más temía oír. Porque sellaban su lugar en el corazón de Jacob de una manera inquebrantable, pero también convertían su propio secreto en una traición potencialmente mucho mayor.Desde que Asper había pronunciado el nombre de "Mateo", Owen había sentido que el suelo se abría bajo sus pies. No era solo la sorpresa de que estuviera vivo. Era el recuerdo de una cara juvenil, de una sonrisa fácil que le había robado el aliento esa noche, Mateo. Ahora, saber que el estaba vivo transformaba esa piedra en una losa. Y escuchar a Jacob proclamar que él, era su pilar... la losa se volvía insoportable.¿Cómo podría mirarme a los ojos si supiera que me acosté con Mateo? ¿Pensaría que fue una traición por no decirle cuando lo descubrí? ¿
Jacob palideció visiblemente. Owen se acercó a él, poniendo una mano protectora en su espalda.—Esa fue la pelea más grande que tuvimos en todos nuestros años de matrimonio —confesó Asper, con un temblor en la voz—. Lo amenacé con contártelo todo, con destruirlo. Pero entonces... él descubrió tu relación con Mateo. Y en lugar de enfurecerse por la mentira que le había hecho vivir durante años, vio una oportunidad. Una forma de vengarse de mí haciendo sufrir a lo que más quería: a ti.El ambiente en la sala se volvió denso. Isabella contuvo la respiración.—Charles intentó arruinar tu vida, Jacob. Quería que supieras lo que era tocar fondo, que el dolor que él sentía por su hijo enfermo se palpara en su propia casa. Ver lo miserable que eras le hacía feliz, verme impotente era su mayor felicidad en ese momento. Pero eso no es todo —Asper cerró los ojos un momento, como si el siguiente recuerdo fuera demasiado doloroso—. Ahora debo contarte la verdad sobre Mateo.Jacob se puso rígido. "
Último capítulo